Pablo Casillas

El Corrillo

Pablo Casillas


Sin juicio

16/01/2022

Este Gobierno ha condenado al Rey Juan Carlos I, sin juicio, a la peor de las penas que se puede imponer, la extradición, aquella que correspondía a los traidores a la Patria.
Un Rey que, entre otros muchos méritos, nos sacó de la Dictadura sin guerra, que evitó un golpe de estado militar y que nos ayudó con denuedo a que llegara la Democracia, y con ella la libertad y la prosperidad como nunca habíamos tenido, no merece una condena tan cruel, sin tan siquiera haber sido juzgado y condenado por los Tribunales de Justicia por delito alguno.
Pero si mal ha actuado el Gobierno, no mucho mejor está actuando el Pueblo, que permanece silencioso y timorato ante tan gran tropelía, por el qué dirán.
Siquiera sea por razones pragmáticas, me considero monárquico constitucionalista. Las dos Repúblicas que hemos tenido han sido nefastas, particularmente la última, que llevó a un enfrentamiento fratricida.
Solo con una Monarquía Constitucional se puede mantener unida España, con todo lo que ello conlleva para los ciudadanos de cualquier parte del territorio.
Si algún día se pone encima de la mesa, de verdad, con votación en referendum, el pasar a ser una república, y se aprueba por la ciudadanía, adiós muy buenas lo que ha sido España a lo largo de la historia. 
Sepan los bien intencionados republicanos y los que se dejan arrastrar sin pensar, que antes de que hubiera una Tercera República, habría muchas republiquillas, tantas o más que autonomías, lo que haría imposible una República Española.
Pero volvamos al Rey Juan Carlos I. Lo de Emérito, aclaro, es una soberana tontería, porque no se deja de ser Rey, como tampoco Papa, lo que ocurre es que no ejerce las funciones de Jefe de Estado, por su abdicación. La historia, la que está escrita y la que se ha de seguir escribiendo hablará de Juan Carlos de Borbón como Rey de España, sin más calificativos absurdos.
Sin duda, condenar a una persona sin juicio es impropio de una Democracia. Eso es lo que ha perpetrado con don Juan Carlos éste Gobierno. Un Gobierno que, no olvidemos, ha indultado a golpistas y que está sacando de las cárceles a asesinos terroristas, permitiendo que sean homenajeados.
Lleva la Fiscalía del «Gobierno», esa que preside la Excma. doña Dolores Delgado, Fiscal General del Estado, antes Ministra de Justicia de España y Diputada por el PSOE, investigando a don Juan Carlos casi tres años a ver si encuentra algo que justifique sentarle en el banquillo judicial, mucho más sensato y legalista que el banquillo mediático al que se le ha sometido y se somete al Rey, con condena, por supuesto, porque a ojos de los que no quieren la Monarquía Don Juan Carlos ya está condenado, sino por delincuente al menos por licencioso. No se comportará don Juan Carlos como haría cualquier político al uso. De hacerlo, es más que probable que saliera por la Puerta Grande. Eso sí, a cambio muchas personas, «importantes», tendrían que salir por la «Puerta de los Carros», a gorrazos.
Si Don Juan Carlos fuere a programas como el Hormiguero o  Sálvame, y contará su vida, lo que ha hecho por éste País, y diera datos acerca de políticos, empresarios, intelectuales, etc., asumiendo, incluso, su conducta en la esfera  personal, esa que no le ha sido reclamada por la Reina Sofía, pero que se permite hacerlo el Gobierno y  una parte de la ciudadanía  –tan progresistas ellos, para según qué cosas–, obtendría  un éxito clamoroso, no me cabe la menor duda. Pero no actuará de esa forma, porque es un Rey.
Cada uno de nosotros debemos analizar y responder si es justo que una persona que ha servido a su País como ha llevado a cabo Don Juan Carlos es merecedora de una condena tan cruel como es estar extraditado y por ello alejado de su Familia y de sus gentes, sin que haya habido siquiera un juicio que le condenare.
Habría de ser la ciudadanía la que alzase la voz ante la injusticia, porque no tiene el Rey «abogados» que le defiendan, y por tales no me refiero a los que ejercemos esa profesión, sino a aquellos que, dando cumplida respuesta al  significado latino de la palabra «advocare», vinieren a hablar por él, que  vinieran  a poner en valor su figura, sin cortapisas por su esfera íntima, porque los juicios personales los deben hacer los directamente afectados. Es inadmisible que éste Gobierno, particularmente su Presidente y el sector de Podemos, por tratar de castigar a la Institución, a la Monarquía, en aras de una quimérica república, hayan motivado y consientan que Don Juan Carlos esté en el exilio, obligando al Rey Felipe VI a tragar con esa situación como si fuera rueda de molino. Cada día que pasa, atendiendo a su avanzada edad y estado de salud, es una resta difícilmente recuperable de su vida, tanto para don Juan Carlos como para su familia, y también, diré, para la dignidad de éste Pueblo, de los ciudadanos que le integramos.
Don Juan Carlos debe volver a España, pero no de tapadillo, sino con la dignidad de su cargo y con todos los parabienes del Gobierno que le obligó a marcharse.
Si luego tuviera que responder ante la Justicia, que lo haga. Ante el Pueblo y ante la Historia, responderá, sí o sí. Y cada cual juzgará. Eso sí, que el juicio que se le pudiera hacer que se lleve a cabo estando en España.
 P.D.- Dice un refrán:  «De bien nacidos, es ser agradecidos». Apliquémonos el dicho.