José Ramón García Hernández

Con la misma temperatura

José Ramón García Hernández


A la búsqueda de la canción del verano

03/07/2022

Estaba en una conversación telefónica con mi amigo Paco, uno de los insignes columnistas de este mismo periódico, que da igual de lo que empecemos a hablar siempre terminamos hablando de lo mismo, eso sí riéndonos porque para eso vivimos los ochenta sin que nadie nos los contara. Me empieza preguntando siempre por lo internacional, luego lo nacional y luego discutimos de Avila, como si lo anterior solo sirviera de calentamiento.
Y yo no pude por menos que decirle lo que considero una verdad universal española. Da igual lo que empiece a pasar en julio que la gente ya está a la búsqueda de la canción del verano. Y de la vida en general. El verano en España es una especie de lavadora mental positiva, de renacer. En la latitudes donde paro es vital, porque se puede decir que lo de antes es un intentar llegar al verano. Sin embargo en España el verano es algo más. Todo ocurre un verano, todo tiene un comienzo mítico que para nosotros es más prosaico porque coincide con el final del colegio de los niños, la búsqueda de equipaciones básicas para piscina, playa o montaña de tal manera que es la única temporada en la que las chanclas y sus portadores son tolerados o bienvenidos. Otros  mitifican el comienzo del verano con la hogueras de San Juan Bautista, se quema lo malo, te lo saltas o te lo brincas en función de la combustión interior que hayas acumulado el año anterior, y a encarar los helados, las terrazas, los calores y la vacaciones en familia o bien gracias. 
Da igual todo lo que ocurra en el exterior, bueno o malo o regular. La pregunta que se repite es ¿qué haces en el verano? , si te quedas, si vas, si empiezas un maratón de pueblo, amigos, playa, si tienes vacaciones o no, si la salud de los tuyos está bien o no. Todo transcurre con estos parámetros. Todas las decisiones estratégicas de nuestras vidas se posponen excepto como mucho la compra de un coche, aunque con el resultado final del cambio climático y el cambio a la economía verde, no sé qué cifras alcanzaremos este año de escasez de componentes y venta de híbridos y eléctricos. 
Gracias a mi hija Gadea que ya despunta musicalmente a sus 14 años sigo con fruición los debates sobre la canción del verano mientras a mí me han tenido más ocupado otros temas. Antes no se llegaba a la canción del verano por consenso, sino por la fuerza de los hechos, una canción se imponía, porque todos la bailaban, la ponían a todas horas y no cansaba y todos la cantábamos como si nos faltasen las fuerzas. Todavía recuerdo uno de esos veranos que preparando la oposición, mi amiga Nena no dejaba de cantar y bailar "la Flaca" de Jarabe de palo y un mexicano que pasaba el verano con nosotros me inquiría como si tuviera todas las respuestas, si "la flaca" era un personaje histórico relevante o si era una canción que nos enseñaran en el colegio porque todo el mundo se la sabía. Luego ya vino el arma de destrucción masiva que es el Reggaeton y su construcción musical basada en ciertas partes limitadas de nuestra anatomía, que parecen muchos discursos públicos que repiten ciertos mantras y por lo tanto son imposibles de memorizar. Lo que sí que es cierto es que la canción del verano es una revolución popular. Las radios y las compañías intentan, como en Eurovisión, encontrar una fórmula mágica y luego va y gana Ucrania. Aunque Slomo tiene recorrido, con permiso de Rosalía o Aitana y Zoilo, Harry Styles pero alguna se colará con "tacones rojos", pero será en español o rumano o cierto francés como "mon amour", acuérdense de "Despacito" ¡A qué ya no están pensando en el precio de la gasolina! No dejen de ver cómo sienten los que nos siguen en el tiempo para ver qué es lo que les importa, alguna se convertirá en la canción de su vida. Aunque el día en que España deje de ser lo que es, será el día en el que la canción del verano deje de tener dos componentes básicos, un cierto sentido del humor y luego frescura, una canción que no puede durar más allá de un verano donde puede y va a pasar todo.