«Tenemos que pensar en la economía circular, la más ecológica»

Carlos Cuesta (SPC)
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Entrevista con el director general de la Fundación Cartif

José Ramón Perán, director general de la Fundación Cartif. - Foto: Jonathan Tajes

Con un currículum académico impresionante que pasa por ser desde doctor en Ciencias Físicas, ingeniero Industrial, Licenciado en Ciencias Económicas a una actividad docente como profesor Emérito de la UVA, director de la Escuela de Ingeniería, Catedrático de Automática de la UPV o director de la UNED, José Ramón Perán González ejerce desde 2005 como director general de la Fundación Cartif en el parque tecnológico de Boecillo (Valladolid).

Cartif surgió en 1994 como un proyecto de investigación con profesores de ingeniería, pero es en 2005 cuando usted le da un fuerte impulso a este centro para ofrecer al tejido productivo de Castilla y León soluciones integrales tecnológicas. Cuéntenos, ¿se han cumplido los objetivos fundacionales?

El objetivo fundacional no podremos superarlo nunca porque cada día aumentan los retos a los que hay que enfrentarse, tanto de procesos de fabricación como de métodos de comercialización que van progresando de una manera continúa año tras año. Sin embargo, dada la modestia con la que empezamos sí que podemos decir que hemos cumplido los grandes desafíos que nos propusimos en sus inicios.

En estos casi 30 años de andadura, ¿qué balance hace de todo lo que se ha logrado, de cómo han cambiado las empresas gracias a la tecnología y a sus investigaciones?

Como partíamos en nuestra actividad desde un centro universitario y con una mentalidad universitaria íbamos al principio con una investigación bastante básica. Con el tiempo, hemos trabajado y desarrollado grandes retos tecnológicos tanto a nivel nacional como internacional con profesionales muy bien preparados que han permitido que se reconozca nuestra tarea y liderazgo.

Cartif es un centro multidisciplinar que desarrolla su actividad en múltiples áreas de conocimiento enfocadas a casi todos los sectores económicos, desde energía, alimentación, industria, construcción e infraestructuras, salud y medioambiente. Explíquenos quiénes conforman actualmente su plantilla.

En estos momentos estamos ya en 215 personas con un altísimo nivel docente e investigador. Hay que estacar que 40 son doctores. Tratamos que nuestros investigadores tengan el máximo nivel académico para que alcancen niveles de excelencia que les permita estar en la vanguardia de la ciencia y la tecnología.

Tenemos actualmente tres divisiones. Una de agroalimentación y procesos químicos, otra energía en todos sus procesos desde su generación a la distribución y, una tercera, dedicada a trabajar para la industria, tanto en el desarrollo de productos como en hacer que sus procesos de fabricación sean óptimos, que tengan la mayor seguridad posible, la mayor eficacia técnica y, por tanto, económica. Son tres divisiones que están muy equilibradas y que han tenido un gran éxito en estos años.

Su actividad se centra en proyectos estratégicos que den respuestas a los desafíos de la sociedad actual en materias como la eficiencia energética, la sostenibilidad, las ciudades inteligentes o, por ejemplo, cómo mejorar la calidad de vida. ¿Trabajan con pedidos a la carta?

Sí, tenemos actualmente del orden de 162 proyectos, de los que un 60% aproximadamente son internacionales dentro del Programa Marco de la Unión Europea, el Proyecto 20-20, el plan LIFE 2022 y otros más con Iberoamérica con los que estamos llevando a cabo una importante transferencia de tecnología.

¿Aprovechan las empresas las investigaciones y patentes de Cartif para aplicarlas en sus procesos?

Desgraciadamente, en España, la idea de que es mejor hacer investigación y desarrollo dentro de sus propias compañías, unido a universidades o centros tecnológicos como Cartif, no está bien aceptado. A menudo, las grandes y medianas empresas se dejan deslumbrar por multinacionales como IBM, por ejemplo, que con unos programas de TDS puedan hacer demostraciones muy bonitas pero la realidad es que les venden tecnología que no son lo que realmente necesitan y que, si bien pueden resolver alguno de sus problemas, lo que buscan es una clara dependencia de sus sistemas. Así, en software, hay muchos proyectos que les resultan mucho más caros y menos eficaces que si ellos los hubieran desarrollado con sus propios medios o bien con la ayuda de nuestros proyectos internacionales y con centros tecnológicos y universidades españolas.

¿Cómo convencer al tejido productivo para que haga uso de los éxitos de sus investigaciones y patentes?

Falta cambiar de mentalidad. Hasta ahora, se ha preferido optar por comprar patentes antes que investigar. Poco a poco, esto está cambiando. De hecho, en nuestra asamblea asociada tenemos del orden de 20 empresas, algunas muy importantes tanto de la región así como nacionales e internacionales, y están comprobando que hacer proyectos con centros tecnológicos como Cartif o universidades es más eficiente a corto, medio y largo plazo que trabajar con grandes multinacionales que venden tecnología a go-go.
Hemos conocido recientemente un informe que destaca que las mujeres inventoras españolas destacan en el ranking europeo con el 25% frente al 13% de media de la UE, pero.

¿Por qué las carreras Stem son tan poco atractivas para ellas y, en especial, las de ingeniería?

Es una cuestión que yo nunca he sabido responder bien. Le puedo decir que en Cartif hemos seleccionado siempre por talento, competencia profesional y por deseo de trabajar y, aproximadamente, siempre el número de hombres y mujeres ha estado equilibrado. Sin embargo, en las carreras de ingeniería el número de féminas es menor, aunque le puedo decir que las mujeres que he conocido a lo largo de mis 50 años de docencia han sido especialmente brillantes y destacaban sobre el valor medio de cada promoción. También tengo que reconocer que he querido fichar ingenieras para que se quedaran en Cartif, en Valladolid y, desgraciadamente, preferían emigrar a multinacionales a Madrid, pero también tengo que subrayar que he conocido a muchas que han llegado a lo más alto con gran brillantez.

Ante esta crisis energética que estamos viviendo desde la invasión rusa de Ucrania, ¿qué soluciones plantea Cartif para lograr una mayor eficiencia en los edificios?

Le puedo decir que para los edificios que son los mayores consumidores de energía y también los mayores contaminantes sería necesario hacer una restauración cambiando radicalmente la filosofía, instalando los aislamientos adecuados de control de temperatura y consumo de energía eficiente que no es muy complicado y que se puede hacer bien y de una forma sencilla. Se debe avanzar mucho más en el ahorro energético y el autoconsumo por su sencillez, eficacia y bajos costes.

¿Cómo se puede avanzar en la democratización del uso del coche eléctrico teniendo en cuenta el alto precio de sus modelos, la falta de autonomía que tienen y los escasos puntos de recarga que existen?

El vehículo eléctrico tiene mucho que progresar. Le faltan aún 20 o 30 años. Piense que los motores de explosión más modernos tardaron en alcanzar la optimización que conocemos hoy casi 70 años. Los bajísimos consumos de diésel o gasolina de los coches actuales han seguido un largo proceso de investigación. Hay que superar, además, muchas dificultades técnicas en un mercado en el que 20 millones de coches duermen en España en la calle y la dificultad para electrificarles es, por el momento, muy complicado.

¿Hacia dónde están dirigidas actualmente las líneas de investigación que eviten la contaminación?

La investigación no está relacionada con la contaminación de los motores sino con las pequeñas partículas que se desprenden de los neumáticos y de las pastillas de freno. La ciencia ya no está en la mejora de los motores sino en lo que va encaminado a reducir la polución. En combatir partículas inferiores a 10 micras que entran en los pulmones y que producen graves enfermedades.

¿Cree que se podrá cumplir el reto de dejar de comercializar en 2035 vehículos de combustión en la UE?

Me hubiera gustado que hubiera sido el mercado y no las autoridades políticas las que hubieran decidido una regularización sobre qué vehículo es por el que hay que apostar. Se hubiera dado una respuesta más eficiente que dejar de producir motores híbridos y de combustión para 2035. Pienso que es prácticamente imposible, pero no por cuestiones voluntaristas o políticas, sino por motivos técnicos y económicos diferentes a los que plantea la UE.

Cartif dedica su investigación a la gestión de residuos, reducción de gases efecto invernadero, aprovechamiento de subproductos o intervención medioambiental. ¿Considera que España está a nivel de eficiencia europea en esta materia?

No, en absoluto. En España, la economía que hemos tenido e, incluso la mentalidad de la empresa y de las personas, tiene que cambiar. Tenemos que pensar en la economía circular, la más ecológica, es decir, no tiene que haber residuos pero es cierto que exige esfuerzos de investigación básica y de desarrollos aplicados importantes, así como voluntad real de aprovechamiento. En este sentido, estamos trabajando en la reutilización de las pilas del coche eléctrico y en la recuperación de los metales como el litio y el cobalto. En definitiva, en recuperar todo lo que se pone en la fabricación de un vehículo y, esto, lo podemos extender prácticamente a toda la industria.

¿Apostaría por más parques tecnológicos en Castilla y León, o cree que es mejor potenciar los que ya existen y que sean más competitivos?

Desde un punto de vista técnico, pienso que el número de parques tecnológicos debe ser reducido y que cumplan con los requisitos de un centro tecnológico que nada tiene que ver con un polígono industrial. Son lugares importantes de desarrollo de tecnología, de avances para las industrias. Es decir, creo que deben ser pocos y muy bien dotados.