Las heridas abiertas de los Rohinyá

Agencias
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Cientos de miles de miembros de esta perseguida minoría siguen en el limbo desde que se vieron obligados a huir de la represión en su país

Los refugiados recuerdan el aniversario entre lágrimas y gritos de protesta. - Foto: EFE

Las heridas del éxodo de los 774.000 miembros de la minoría rohinyá, tras una ofensiva del Ejército en su natal Birmania que les obligó a buscar refugio en el vecino Bangladesh, siguen frescas en la memoria de los refugiados en el quinto aniversario de su huida.

«Mis gemelas tenían solo seis meses cuando escapamos de Myanmar. No podíamos seguir allí cuando empezaron las matanzas. Ya dos años antes de que nos fuéramos, se llevaban a los jóvenes y los torturaban. Cruzamos selvas y caminos embarrados, íbamos empapados», relata Tayeba Begum desde uno de los campamentos de Bangladesh. «Han sido cinco años de vivir en la angustia. Tenemos refugio, pero más allá de eso, no tenemos mucho para nuestros hijos», explica.

Obligados a residir en improvisadas chozas y sin poder salir de los campamentos, algunos en áreas en alto riesgo de sufrir inundaciones, la vida es especialmente dura para los jóvenes que se ven en muchos casos privados de una educación.

Es el caso de Anwar, de 15 años, que consiguió huir después de que el Ejército atacase su localidad a pesar de que «muchos familiares fueron asesinados». «Mi sueño era ser médico para ser útil a la comunidad. Ahora comprendo que quizá nunca se haga realidad», lamenta.

Entre gritos de protesta y sin poder contener las lágrimas, los refugiados organizaron ayer diversas manifestaciones en los campamentos para pedir el fin de la crisis humanitaria, que desean que concluya con un retorno seguro a Birmania. Cinco años después, se aferran a la idea de una posible repatriación aunque sin grandes esperanzas.