Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


Mirar con otros ojos

19/11/2022

Semanas llenas de acontecimientos en el panorama mundial. Sin entrar del lado en el que cae o no un misil, me centro en mirar alrededor y valorar los eventos que han sido y son noticia estos días en el ámbito internacional.
Mientras ha tenido lugar la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022, más comúnmente conocida como COP 27 en Egipto, en Nueva York y en plena manga corta teníamos fotos de las pistas de hielo habilitadas a pesar del verano por el intenso calor de este insólito mes de noviembre.
Mientras en Egipto se debatían las posibles medidas contra el cambio climático, Pakistán seguía inmerso en las inundaciones que han sometido al país a un estado de emergencia producido por las fuertes lluvias, y las consecuencias humanitarias que se derivan.
En Egipto se destacaba la necesidad de intensificar la acción para liberar el potencial de los bosques en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, mientras que en Europa estábamos inmersos en una ola de calor.
Llámalo casualidad o dime que las cosas no pasan por algún motivo. Pero lo de patinar sobre hielo a 30ºC en un espacio abierto o lo de encender la luz cuando hay sol fuera, son pequeños de detalles que tenemos que mirar con otros ojos.
Pero no todo ocurre en Egipto, porque si lanzamos la mirada a Qatar, y eres un fiel seguidor del fútbol, es posible que tengas un debate entre tu mente y tu corazón. Siempre dije que nunca escribiría de fútbol, pero en este caso y sin lanzar mis apuestas sobre equipo ganador, creo que nuestra mirada crítica tiene que estar puesta en otros aspectos de la vida que también son importantes. 
Es posible que pienses (porque yo también lo hago), que no podemos cambiar todas las cosas que pasan a nuestro alrededor. Y que da lo mismo que el mundial se celebre aquí o allí. O la COP sea allí y no aquí. El caso es que las cosas suceden y no hay que darle vueltas. Pero hay veces que tenemos que pensar más allá, mirar con otros ojos y saber que no todo vale, que no todo es justificable y que el dinero no puede pagar todas las cosas. 
Comprar el medio ambiente, regalar una ola, ofrecer un poco de brisa o meter en una caja un amanecer, son regalos que aún el dinero no puede comprar. En este mundo global donde no importan las cosas sino lo que cuestan, es difícil debatirse entre ese ángel que te dice una cosa al oído y el demonio que te incita a hacer otra. Que no podemos evitar vivir en la globalización, tener un móvil o imprimir un documento, eso ya lo sé yo. Pero quizá tenemos que ser conscientes que hay países en los que la vida no es como la nuestra. Que caminar sin miedo a lo que otros puedan pensar es un lujo. Que no tener que ocultar tu manera de ser o sentir es un auténtico regalo. Que la vida cuesta lo que nosotros queramos pagar por ella, y desde luego en mi caso creo que tiene un valor incalculable.
Mientras en Egipto se planeaba como abordar los siguientes años, la Agenda 2030 sigue deshojando margaritas, sin saber que debatimos mucho más que retos, que datos cuantitativos o valoraciones económicas. Quizá eso no sea lo importante en las noticias, pero el legado que dejaremos a las generaciones futuras en cuanto a entorno, ecosistemas y biosfera no es el resultado de un partido mal jugado, sino la suma de muchos esfuerzos para cambiar el rumbo que da sentido a las cosas. La vida es mirar con otros ojos, otros corazones, otros brazos dispuestos a abrazar.