Gonzalo M. González de Vega y Pomar

En mi azotea

Gonzalo M. González de Vega y Pomar


Algo estamos haciendo mal

19/11/2022

Quizás sea, entre otros motivos, un efecto más de la pandemia del Coronavirus, que a todos nos afectó de una u otra manera e hizo que, a varios, por aquello del encierro en casa, les cambiara sus esquemas y manera de actuar. Pero no es normal que, como se desprendió el jueves en la jornada organizada por UGT, haya aumentado en nuestra provincia, también en el resto de España, la violencia juvenil, chicas y chicos, donde se han detectado más agresiones entre las parejas. Agresiones en algunos casos fuertes y que, encima, son grabadas con los móviles por otros amigos de los enzarzados, a quienes les preocupa más subirlas luego a las redes que separar a quienes pegan a sus víctimas. Ello, como cualquier acción poco ejemplarizante, influye para que otros jóvenes puedan imitarlo y hagan luego lo mismo, sin tener en cuenta las repercusiones, siempre negativas, que ello tiene para los que agreden y el daño que intentan sembrar entre la juventud.
Afortunadamente la mayoría de los jóvenes no son así, pero esa minoría existente, siempre con un mal líder, intenta extender sus nada plausibles acciones a otros chicos y chicas.
 Violencia que, según quedó patente en esa jornada, también se produce en el seno familiar con discusiones, amenazas, e insultos de hijos a sus padres, porque no están de acuerdo, la mayoría de los casos, en aceptar las reglas que deben existir en cualquier familia y porque no se les dan los caprichos que quieren y sus progenitores no pueden hacerlo por circunstancias varias. En la provincia de Ávila se registraron cerca de medio centenar de denuncias por esas agresiones de hijos a padres. Más graves son las dos agresiones protagonizadas por personas entre 40 y 50 años, que, por circunstancias como el consumo de alcohol o sustancias toxicas y vulnerabilidad de los padres de avanzada edad, les maltratan físicamente hasta conseguir lo que desean.
Un problema que es, como dijo el juez que intervino en esta jornada de violencia filio-paternal, en parte culpa de una sociedad «que ha generado mecanismos de violencia» pero un problema que tiene solución, antes de que intervenga la Justicia, con acciones educativas desde el propio seno familiar, centros de enseñanza y a veces con la intervención de médicos especialistas. Es importante y necesario erradicar cuanto antes de nuestro alrededor este tipo de violencia
Cambiando completamente de tema es necesario y urgente, nos oigan a los abulenses de una vez y se solucionen los problemas que Ávila tiene con el tren. Ni el Ministerio de Transportes, ni Renfe, ni Adif mueven el dedo necesario para ello y cada vez nos encontramos en peor situación, incluso agravada. 
A la reducción de convoyes entre nuestra capital con Madrid, Salamanca y Valladolid, con motivo de la pandemia y que no han vuelto a poner en circulación, se une ahora el «abono gratuito» implantado hace unos meses y que, dicen, se va a prolongar durante el próximo 2023. 
Una medida positiva en estos tiempos de crisis, pero que tiene su lado negativo y padecemos los que queremos tomar el tren en estos recorridos. El motivo actual es la imposibilidad de adquirir un billete para la hora que deseas viajar. Casi todos, en el papel, están completos y has de adaptarte al que pueda tener libre un asiento, también sobre el papel. Pero la realidad es bien distinta, ya que la mayoría de esos convoyes completos luego circulan medio vacíos.
La culpa en este caso es de aquellos que han cogido un abono y se dedican a reservar plazas, que, luego, van a utilizar. ¿Por qué lo hacen? Sencillamente para completar el número de viajes mínimos que se exigen y así lograr la devolución de los 20 euros que piden al hacerte el abono.  No se dan cuenta del perjuicio que están ocasionando, sobre todo si quieres tomar el tren en Madrid. No puedes acceder a él pues existen unos tornos antes de llegar al andén, que exigen pasar el billete. En Ávila, Salamanca o Valladolid es más fácil subir sin billete, pero sí con el abono y presentárselo al revisor, si pasa. En dichas estaciones el acceso a los andenes es libre.
Aunque la culpa en este caso no sea de Renfe, si debiese buscar una solución para que podamos tomar el tren que deseamos, alguna y rara vez puede estar completo, y no el que, según el papel, pero no la realidad, disponga de plazas.  
Dos temas totalmente diferentes y complicados, especialmente el de la violencia de hijos a padres a solucionar cuanto antes, pues nos hacen ver que, por desgracia, algo estamos haciendo mal.