Gonzalo M. González de Vega y Pomar

En mi azotea

Gonzalo M. González de Vega y Pomar


Tener unas fiestas en paz

11/12/2021

Cerca de trescientas mil dosis de vacunas contra la Covid-19 se han inoculado ya en nuestra provincia llegando a un 84 por 100 de la población con las dos dosis y la tercera, de refuerzo, ha sido inyectada hasta ahora a más de 37.000 abulenses siendo otros muchos quienes la recibirán en los próximos días, en el Hospital provincial y los distintos centros de salud de la capital y varios pueblos de Ávila. A este número de abulenses protegidos frente al virus habrá que sumar en los próximos días a los pequeños de 5 a 11 años que recibirán su dosis para, de esta manera, aunque la vacuna no frena por completo los contagios, sí contribuir a que el virus se propague más lentamente y sus efectos sean menores evitando aumenten los fallecimientos –396 solo en el Hospital 'Nuestra Señora de Sonsoles'– y se reduzcan los brotes y su incidencia, que, aunque ha bajado en la capital, tiene a más de treinta personas ingresadas en el centro hospitalario y a otras varias confinadas en sus domicilios. En la provincia hay cuarenta y cuatro pueblos que están en riesgo muy alto. 
Sería bueno llegar al cien por cien de la población abulense vacunada y aquellos que aún lo están, por «negacionismo» u otros motivos, se convencieran de lo positivo que es y la tranquilidad que da, tanto a ellos como a quienes les rodean. Más ahora que han comenzado las fiestas de Navidad y con ellas las comidas o cenas de empresa –algunas ya han sido canceladas para disgusto de propietarios de restaurantes al sentirse perjudicados por esas suspensiones–  las reuniones de amigos y familiares, así como las fiestas multitudinarias.
Para tener mayor seguridad y evitar disgustos innecesarios sería muy positivo la implantación del «pasaporte  Covid» en la región castellano y leonesa, como ya se hace en otras comunidades autónomas y varios países europeos,  sobre todo para acceder a lugares públicos y evitar que, aquel que no vacunado y pueda estar contagiado sin saberlo, transmita el virus a otras personas. Pero la Junta de Castilla y León, avalada por el «comité de expertos», ha decidido que de pasaporte nada. Considera no es necesario aplicarlo al dudar de su eficacia y observar, dicen, un posible efecto de falsa seguridad, que puede afectar de forma negativa a la situación epidémica. 
No es fácil entender que, cuando nuestro país ha entrado en riesgo alto por Covid –debido en un buena parte al reciente puente festivo– y producido mas de cincuenta mil contagiados y cerca de doscientas personas fallecidas, el Gobierno de España continue «lavándose las manos» y deja la responsabilidad de medidas a adoptar a las Comunidades autónomas. Pasa que cada una actúa según le conviene por diferentes circunstancias y los ciudadanos sin saber a qué atenernos, más ahora que habrá desplazamientos para pasar las fiestas en familia.
Ello está invitando a muchas personas a acudir a  las farmacias para adquirir test de antígenos. Quieren disfrutar tranquilos de las mismas sin ser un posible foco de contagio. Tests que en otras regiones se facilitan gratuitamente pero en la nuestra no. La Junta entiende, quizás también avalada por su «comité de expertos», que es de poca efectividad epidemiológica y no es buena estrategia, pero aconseja hacerlo sí se tienen síntomas. ¡Menos mal!
El Gobierno de Castilla y León descarta nuevas restricciones y se ha quedado tan ancho en limitarlas a una campaña en positivo, que el vicepresidente Igea ha bautizado con el eslogan «Si no estás seguro no estés donde estás» . Llama a la responsabilidad individual y colectiva de todos recordándonos nuevamente el uso de las mascarillas en interiores, evitar aglomeraciones y guardar la distancia de seguridad. No quiere saber algo sobre los actos multitudinarios que puedan tener lugar en estas fechas o las cabalgatas de Reyes, que tienen lugar en la mayoría de localidades de la región. La Junta tampoco desea mojarse ante ellos porque, como considera el vicepresidente Igea, «los alcaldes son mayores de edad, al menos algunos». Una frase que considero impropia en boca de cualquier persona, pero no en la de un político.
Ante este pasotismo, fruto de no desear enfrentarse a más críticas, solo queda cuidarnos si queremos tener unas fiestas en paz.