La judía se resiste a languidecer

M.E
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El aumento del consumo y las ventas y la llegada de algún nuevo productor dan vida a la 'perla' de El Barco de Ávila, cuya siembra acaba de finalizar y para la que este año se prevén los mismos números, unos 50 productores y 50 hectáreas

La judía se resiste a languidecer - Foto: @ant0ni0

Protagonizan uno de los platos más tradicionales de la cocina abulense, con permiso del chuletón, y dan fama mundial a un municipio enclavado en la comarca del Tormes que presume, y mucho, de las ‘perlas’ de su ribera. Hablamos de las judías de El Barco de Ávila, la primera legumbre española en obtener la Indicación Geográfica Protegida (IGP), allá por los inicios de 1989, y la que, más de 30 años después de ese hito, todavía se cultiva al modo tradicional en las huertas barcenses. Es cierto que de los cientos y hasta mil hectáreas de superficie de producción de antaño se ha pasado al medio centenar de hectáreas bajo la figura específica, una cifra que se encuentra «estable» y que, de hecho, no parece que vaya a variar mucho en este 2021. 

Así lo estima el secretario técnico del Consejo Regulador de la IGP Judías de El Barco, Nicolás Armenteros, quien explica que por la petición de semilla realizada para la siembra (periodo que se ultima en estos momentos) las cifras van a volver a situarse en los niveles de estos últimos años, con entre 40 y 50 hectáreas de producción bajo la IGP (entre 70 y 80 en total) y entre 40 y 50 productores, de manera que «la media» sigue siendo de una hectárea por agricultor. 

Lo que también parece claro es que la judía del Tormes no se encuentra en el momento de alerta que vivió hace unos años, cuando se realizó un llamamiento para tratar de evitar la merma e incluso la desaparición del cultivo. Es cierto que desde entonces los números no han crecido considerablemente, pero «ha habido algún productor nuevo» y se aprecia «un aumento del consumo» de esta apreciada variedad en sintonía con el «incremento de las ventas», de ahí que desde el Consejo Regulador se siga apostando por «el relevo generacional» para «tratar de devolverle el esplendor al cultivo y a unas judías que tienen mucha calidad».  

«Aunque lo que nos gustaría es que cada año se fueran incorporando más agricultores para que el cultivo volviera a la situación de hace unas décadas, cuando se cultivaban cientos de hectáreas, los datos indican que estamos estables, que no es poco», apunta Armenteros, que ve una «oportunidad» para las judías de El Barco en la conjunción de varios factores. Las buenas perspectivas llegan del aumento de las ventas en 2020, cifrado en torno al 20% entre las cuatro figuras que manejan (judías de El Barco, garbanzos de Fuentesaúco, garbanzos de Pedrosillo y lentejas de La Armuña), y del mayor interés que se aprecia entre la sociedad por el consumo de legumbres por sus propiedades saludables, por un lado, y por los productos de proximidad por el compromiso medioambiental y el apoyo a lo local, por otro. De esta manera, se confía en que esa tendencia al alza no se quede en ese periodo pandémico y pueda consolidarse a lo largo de este año, aunque también se reconoce que «siempre hay entusiasmo al inicio de una campaña». 

 

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