Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


“Más bomberos, menos consejeros...” y tala de árboles junto al río Adaja

23/06/2022

Bajo este lema inicial con el que comienza titular, miles de personas se han manifestado en Zamora pidiendo responsabilidades frente al peor incendio de la historia de Castilla y León que ha destrozado la sierra de la Culebra, un lugar emblemático donde existía una riqueza natural extraordinaria que ahora se ha perdido para siempre, porque a pesar de que seguramente existan planes de restauración próximos y anuncios a bombo y platillo de ayudas a las localidades afectadas, será imposible compensar las ingentes pérdidas económicas presentes y "a futuro" porque el paisaje, los pastos, la vida de las gentes del lugar, la recolección de castañas, setas, o el turismo ecológico que tenía en esta sierra que se había convertido en un referente mundial y donde el gran Carlos de Hita grabó magistralmente desde los cantos de anfibios en sus charcas, las rapaces nocturnas en sus posaderos o el potente aullido del lobo en las noches de luna llena. Ya en uno de sus últimos libros "Los sonidos de la naturaleza" clamaba porque cada vez se escucha menos la vida salvaje, cada vez están más silenciadas sus palpitaciones vitales.

Ahora en esta sierra antes rica y ahora maldita y calcinada por una falta de prevención patente, sólo se oirá el llanto de sus habitantes y las máquinas extractoras de madera abriendo nuevos caminos y destrozando lo poco que haya quedado.

Esto nos hace rememorar a los abulenses el otro gran y pavoroso incendio que aún mantiene el olor a humo en el ambiente y cuyas cenizas siguen disueltas en el agua del Adaja y algunos afluentes del Alberche, llenando su fondo con cienos tóxicos y en cuya sierra según me informan se sigue aterrazando para plantar de nuevo como en tiempos remotos, y ensanchando caminos de forma exagerada para proceder a la extracción de la madera quemada. Dicen "las malas o verdaderas lenguas" que incluso algunas terrazas están hechas casi en vertical; algo que no llego a creerme porque sería demencial, pero "vaya usté a saber", porque mi capacidad de asombro ya no tiene límites.

Los bomberos forestales están también que trinan ante la falta de medios y critican no sólo la actuación de la Junta, sino la precariedad de sus contratos y la peligrosidad de su labor que en muchas ocasiones hace peligrar la vida del propio trabajador. Según indican algunos de ellos ni siquiera están considerados ni reconocidos con la categoría de bomberos, y en algunos de esos contratos figuran como "peones".

Por supuesto el cambio climático ocasiona un aumento de la virulencia de los fuegos actuales y su dificultad de control, o la ola de calor en el caso de este último, pero por eso mismo hay que cambiar la estrategia de protección forestal, para adaptarse a los llamados incendios de quinta generación, no sólo con más medios, sino efectuando una prevención durante todo el año. Doy fe de que gran parte de los montes que aún no se han quemado tanto estatales como privados se encuentran llenos de restos de ramas procedentes de talas, que al no valer como maderables se abandonan en el lugar. Eso si se incendia…

Siempre se repite el lema de "hay que apagar el fuego en invierno", pero nadie parece tenerlo en cuenta.

Y sobre el desprecio a la naturaleza también en Ávila me he llevado hoy otro disgusto: frente al puente Adaja y parte de la ribera se ha efectuado una tala sin contemplaciones bajo los tendidos eléctricos que hay junto al río. "Se han pasado cuatro pueblos" como se suele decir, eliminando ejemplares de gran tamaño en una falta de cuidado total a la ribera y en una época en la que a nadie se le ocurre podar o cortar árboles porque están en plena producción de savia. Además esta tala se ha efectuado sin ningún criterio ni ecológico ni paisajístico. Incluso dudo que tenga autorización o supervisión de la Confederación Hidrográfica y el visto bueno del Ayuntamiento. Es lamentable seguir contemplando hoy día actuaciones como estas. Lo que sobra en esa zona del Adaja no son los árboles, sino los tendidos eléctricos aéreos junto al cauce del río incomprensibles en pleno siglo 21 en una zona de esparcimiento natural; deberían estar enterrados desde hace muchos años. Eso sí, que no nos lo cobren a los usuarios que hay subvenciones suficientes para este menester. :-()