Pedro Bernardo entona el 'Vítor' en honor a San Sebastián

Pilar Bardera
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La procesión recorrió las calles de la localidad con la participación de jinetes a lomos de sus caballos, acompañados de un buen número de fieles

Pedro Bernardo entona el ‘Vítor’ en honor a San Sebastián

Pedro Bernardo comienza el año con una de sus fiestas de invierno, San Sebastián, patrón del Hogar de Pensionista y cuyos actos  este año comenzaron el sábado, 18 de enero.

Aunque el tiempo no estaba muy seguro, niebla y con previsión de lluvia, los actos previstos se celebraron sin problema. Por la tarde, a las 19 horas, en la Plaza de los Toros, los vecinos, visitantes y los protagonistas, jinetes a lomos de sus caballos,  se reunieron para dar comienzo con el Vítor de San Sebastián y así recorrer las calles del pueblo.

Se comenzó bendiciendo a los caballos y  lazos rojos  que posteriormente fueron repartidos para que se coloquen en la cabeza o donde cada cual quiera y así comenzar el recorrido por las calles del pueblo, parando en los cerritos y  lugares donde se canta el Vítor, el primero de ellos en la plaza del Ayuntamiento, el siguiente en la ermita de San Sebastián, Fuentecilla, el Puente; el último Vítor y recorrido es con dirección a la iglesia, donde es clavado el corazón del santo en la casa del cura, como se hacía antaño.

Antiguamente el estandarte del Vítor estaba presidida por el mayordomo que iba acompañado por los caballistas. Ahora esta labor la lleva a cabo José, un joven caballista  que durante toda la procesión va parando para que con las alabanzas y letanías en honor al Santo Guerreros  narre entre cánticos la vida e historia de San Sebastián de Narbona, hijo de familia noble y a cuyas letras responden con firmeza a la voz de «Vítor» los cientos de devotos concentrados.  

En todas y cada una de las paradas los vecinos pudieron degustar una rica limonada y bollos típicos. Durante todo el trayecto, le siguieron muchos fieles a pie, además de otros a caballo, como manda la tradición.

Como cuentan los que la han vivido, desde por la mañana y durante todo el recorrido, se tiraban los conocidos como «peorros»,  unos artilugios de madera de saúco en los que introducían bolas de estopa ensalivada que empujaban con un palo a modo de émbolo, haciendo sonar pequeñas detonaciones para que todos los vecinos del pueblo tuvieran conocimiento de que salía en procesión San Sebastián, Desde el siglo XVII, siglo de las pestes, que obligó a subir los pueblos de los 800 metros sobre el nivel del mar, raro es el pueblo que no conserva una escultura para invocarle al santo protector. Antaño bailaban danzantes, sonaba el tambor y la gaitilla, explotaba el peorro y se daba la caridad del santo (pan y queso). 

Ayer hubo misa en la ermita de San Sebastián y posterior traslado del santo a la iglesia. Para finalizar los actos, este lunes, a las 12,00 horas, tras la misa en la iglesia de San Pedro Advincula, el santo regresará a su ermita, con subasta de cintas, bandos y ofrendas.