Imágenes de Ávila congeladas en el tiempo

D.C
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El investigador J. María Sanchidrián ofreció en El Donoso Escrutinio un recorrido decenas de publicaciones anteriores al S. XX en las que la capital abulense tiene un protagonismo destacado

Imágenes de Ávila congeladas en el tiempo - Foto: Isabel García

El investigador abulense Jesús María Sanchidrián, especialista en todo lo que tiene que ver con el pasado de la capital y la provincia y especialmente en la plasmación que ese pretérito ha encontrado en forma de imágenes en todo tipo de publicaciones, protagonizó ayer una nueva cita del VII ciclo de conferencias El Donoso Escrutinio, una charla en la que, bajo el título en ‘Ávila en la mirada: historiografía de su memoria quieta’, hizo un prolijo recorrido por  «la representación de la imagen de la ciudad de Ávila y su percepción (mirada) a través de la crítica bibliográfica, su historia y sus fuentes (historiografía)».

Siendo mucha, en cantidad y en calidad, la documentación que Sanchidrián tiene sobre ese campo, quiso ayer acotar el periodo temporal abordado para no desbordar demasiado de contenidos su intervención, no queriendo venir más acá del estreno del siglo XX y poniendo como última publicación el brillante catálogo monumental de Gómez Moreno, y limitando el material al «soporte libresco de la imagen».

En este contexto, explicó, «hacemos una selección (escrutinio) de los libros ilustrados que lo fueron con reconocido atractivo y donaire (donoso) donde la ciudad se enseña de forma gráfica en imágenes reconocibles de su identidad histórica y cultural». La mirada historiográfica que presentó, siguió, «consiste en una reconstrucción visual de la biblioteca en la que Ávila encuentra acomodo a través de la imagen impresa o insertada entre sus páginas o formando álbumes comerciales. Y es que la imagen en el libro cobra especial relevancia como instrumento de comunicación a la hora de conformar la historia quieta abulense y su memoria del tiempo».

ilustraciones. Titular su charla ‘Ávila en la mirada’, explicó Sanchidrián, «es como decir Ávila contemplada a través de la imagen bibliográfica publicada mediante ilustraciones de todo tipo en el periodo que se extiende hasta 1900», siendo así que «en el escrutinio quijotesco» que llevó a cabo rescató más de setenta y cinco títulos de la más variada temática y origen, varios de ellos de Inglaterra y Francia, en los que se cuentan centenares de estampas.

Para ese recuento, declaró, «hemos cambiado la librería de nuestro ingenioso hidalgo por las estanterías de la Biblioteca de Ávila y de las bibliotecas Nacional de España, Nacional de Francia y la Digital de Castilla y León, así como las de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Fundación Lázaro Galdiano, el Palacio Real, el Ateneo madrileño, la Alhambra, el Museo del Traje y el Museo del Romanticismo, entre otros centros, instituciones y colecciones particulares», riqueza de ‘yacimientos’ con la que formó un «singular catálogo de títulos» que siempre «perdurarán en la remembranza de la historia abulense, igual que ocurría con los libros de la biblioteca de Alonso Quijano, aunque aquí sin censuras ni encantamientos enloquecidos». 

La clasificación de esa «particular biblioteca» la llevó a cabo «atendiendo a las características de los libros y su función de apoyo al conocimiento a través de la imagen y la mirada, la cual trasciende al libro mismo al que sirve y auxilia en su comprensión, a la vez que nos ilustra y comunica sobre la evolución de Ávila». De esa manera, el recorrido visual propuesto lo hizo «atendiendo a distintos apartados que tratan sobre geografía, ciudad, arquitectura, arte, historia, monumentos, álbumes, guías, personajes y tipos populares».