Pablo Serrano

CARTA DEL DIRECTOR

Pablo Serrano


La mecanización también genera empleo

20/09/2020

Nissan ha vuelto a ser noticia esta semana, y como viene siendo recurrente desde hace un tiempo, en tono positivo. Afortunadamente, es una buena noticia el ritmo que ha cogido la reconversión de la planta de Ávila, que hace un año fabricaba el último vehículo industrial, y que ahora se dedica a los recambios de los modelos de la Alianza Nissan-Renault-Mitsubishi.
Como saben quienes me han seguido durante todo este tiempo, mantengo el convencimiento de que esta salida para una fábrica que estaba en los planes de cierre de los japoneses, tiene suficientes instrumentos para convertirse en una opción razonable para nuestra ciudad, que tanto ha dado al sector de la automoción industrial durante más de seis decenios. Periódicamente nos encontramos con los temores y las dificultades a las que se enfrentan las ciudades con factorías de automóviles cuando los vehículos que fabrican llegan al final de su vida. Nada que no haya sucedido en Ávila, cuando el anuncio del nuevo modelo permitía respirar a la plantilla, a las familias de los trabajadores, y a la ciudad entera, siempre después de meses de sinsabores y tras haber dejado algún pelo en la gatera. Un modelo concreto en una línea de producción tiene fecha de caducidad, cada vez es más breve, y con una competencia internacional brutal que obliga a las plantas a mantener unos niveles competitivos de primer nivel en el que Ávila, reconozcamoslo, no estaba hasta esta última reconversión.
Sin embargo, dedicarse a la fabricación de recambios multimarca para vehículos, desde un punto de vista lógico, da que pensar que el plan soportará un largo plazo, incluso más sabiendo que las marcas están obligadas a mantener stock de recambios de los vehículos hasta diez años después del final de su comercialización. La reconvertida fábrica de Ávila en unos meses podría estar estampando piezas que ahora se fabrican en Palencia, Valladolid, Francia, Eslovenia, Inglaterra o Marruecos, y tendrá una capacidad de producción de un millón de piezas al año en tres turnos de trabajo hasta culminar el proceso de reconversión en dos o tres años. 
A todos nos interesa que la fábrica sea puntera, y un pilar para la Alianza automovilista, especialmente en un momento tan crucial de renovación del sector. Y los pasos que ahora se están dando, se encaminan hacia ello, y contribuirá a colocar a Ávila, o más bien al conglomerado de sinergias castellano y leonés formado por Valladolid, Palencia y Ávila, en el mapa de la automoción. Esto tiene un gran valor intangible, ya que puede ser el germen de otras iniciativas industriales de las que tan necesitada está Ávila. Pero inevitablemente, la necesidad de esta ciudad, y la provincia en sí misma, es la de que sea una fábrica que genere empleo. La escasa relevancia que tiene el sector industrial para la economía abulense obliga a que la planta de recambios de automóviles cree empleo. Y existen muchas dudas ahora mismo. Por un lado, existe una incertidumbre generalizada por la evolución de la pandemia y qué efecto tendrá sobre el mercado en los próximos meses. Este hecho puede ralentizar los planes de consolidación del empleo que la marca ha mantenido y la ampliación de puestos de trabajo en la que siempre confié y de lo que nunca nadie ha reconocido nada.
Pero también surge la duda  por el efecto que tendrá sobre el empleo la alta mecanización y robotización de la fábrica. No es nada nuevo desde la revolución industrial, aunque si bien la creencia tradicional es que la tecnología ahorra puestos de trabajo, el capital humano sigue siendo necesario. Hace unos días visitaba un centro logístico cercano a León de primer nivel como el que solo una marca como Mercadona puede tener. Una planta con una mecanización absoluta, que genera envidia a cualquiera y fascinación mientras contemplas como los robots colocan los botes de tomate frito o el pack de cervezas sobre un palé para atender la demanda del supermercado de turno, y cómo estos se alinean para que los camiones transporten cada día la mercancía necesaria a la tienda. Tecnología de primer nivel y mecanización en estado puro. Sin embargo, más allá del polo industrial que se ha generado alrededor (el polígono no tenía nada que ver con lo que pude ver hace diez años), genera más de seiscientos empleos. La implantación de tecnología no tiene que estar reñida con el empleo. Lo que sí es contrario a la generación de oportunidades en el mercado laboral es una fábrica obsoleta, arcaica y no competitiva. Sobre todo, en estos tiempos.