Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Ávila cierra su estación de trenes

16/11/2021

Un ingeniero francés (M. Rivon) fue el encargado de poner en pie la estación ferroviaria de Ávila en 1863. Construida en su configuración actual en 1958, con alguna reforma posterior, consta de cuatro andenes con marquesinas propias al que acceden ocho vías. Cuenta, o eso parece, con venta de billetes, atención al cliente, aseos, información turística, cafetería y en el exterior aparcamiento, parada de taxis y de autobuses urbanos. No tiene hoy trenes de larga distancia, la media distancia ha quedado obsoleta y no satisface las necesidades de residentes y foráneos. 
El tren hoy se ha convertido en un símbolo de modernidad y desarrollo, pero el tren de Ávila quedó anclado a su vieja estación del s. XIX. Ávila durante cien años se hizo predominante y avanzó, pero con la llegada de las autonomías, la era tecnológica y una apabullante mediocridad política, seguida de una contemporizadora ciudadanía, ha visto como su estación se ha convertido en un estupendo apeadero. No es justo pero Ávila tiene lo que merece.
El pasado domingo la renombrada mesa del ferrocarril convocó manifestación bajo el lema «Ávila merece un TREN del siglo XXI». Hace 14 años la misma mesa/plataforma –diferentes personas–  convocaron a la sociedad civil bajo el lema «Por el futuro del tren». Acudieron autoridades, representantes electos y la misma sociedad civil que hoy 14 años después volvieron con algunos kilos de más y el pelo más blanco. Lo único diferente, las mascarillas. 
Del 26 al 29 de octubre de 2007 aquella plataforma quiso dar un paso más, como medida de presión, convocando una marcha a pie en esos cuatro días que finalizó en el Palacio de la Moncloa para formular una queja formal por la discriminación ferroviaria de Ávila. Zapatero no recibió a los andarines y de la queja nada se supo. Aquella movilización (web incluida –www.avilatren.es–) se calificó de éxito, pero en verdad solo quedó la satisfacción interna de los cerca de 200 andantes que participaron y muchas ampollas. 
De aquella marcha recojo hoy 14 años después algunas de las frases y opiniones de los dirigentes de aquella época (omito sus nombres por pudor ): «Es un paso por el desarrollo»;  «Ávila no puede quedarse fuera de la Alta Velocidad porque es perder el futuro con Europa»; «En el sufrimiento de esta marcha está lo que de sufrimiento nos puede esperar en el futuro»; «Intentar conseguir no quedarnos en el arcén y subirnos al tren del progreso»; «Va a tener repercusiones importantes a nivel nacional»; «Si esto no se modifica, podemos encontrarnos con peores comunicaciones con las provincias limítrofes y la ciudad de Ávila se merece tener comunicaciones en condiciones». Sin comentarios.
Nada se consiguió entonces. Lo de ahora por repetirlo no tiene mejores visos de éxito y es que ADIF y RENFE –la compasión no rentabiliza– ya decidieron otras rutas y otras inversiones. Recordar cada cierto tiempo el déficit ferroviario abulense es legítimo, pero ha sido ineficaz. La concentración del domingo finalizó con la exhortación (análoga a la de hace 14 años) a continuar las movilizaciones si la discriminación ferroviaria continúa, pero vista toda la experiencia acumulada y las timoratas acciones emprendidas resulta obligado revisar liderazgos y estrategias. Pedir desde Ávila, emociones aparte, el cierre de la estación puede verse como una claudicación, pero como en la guerra en ocasiones se avanza retrocediendo. 

ARCHIVADO EN: Ávila, Siglo XXI, Renfe, ADIF