Editorial

El papel esencial para la sociedad de las entidades sociales

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La pandemia provocada por la covid-19 más allá de una crisis sanitaria derivó en una crisis económica y también social, provocando que muchas familias viesen como sus principales sustentos se veían derribados y quedaban en una situación de desamparo. Ante ese panorama, y junto al apoyo que pudieron prestar las administraciones, muchas veces lastrado por los trámites administrativos, una vez más las entidades sociales se convirtieron en el principal cobijo de esas familias, muchas de ellas con menores a su cargo, y gracias a ellas consiguieron sobrevivir y hacer frente a esa situación tan precaria con un mínimo de dignidad. Son entidades como Cáritas y Cruz Roja, cuya labor no siempre está bien reconocida, pero que a la hora de la verdad se convierten en el sustento fundamental de los más necesitados de nuestra sociedad.

Con esta pandemia, la cifra de los beneficiarios de sus servicios crecieron exponencialmente, y muchos de ellos continúan bajo su amparo, ya que la ansiada recuperación no acaba de llegar en la forma que se esperaba. Bien es cierto que se percibieron esos signos de recuperación en algunos sectores, pero en otros no acaban de llegar, y se cierne una nueva crisis que, como siempre ocurre ante estas situaciones, se ceban con los que viven en una situación más precaria. Un crisis derivada de los efectos de la subida de los precios de la energía y que se contempla como una amenaza que puede acrecentar sus estragos con la llegada del invierno, cuando las horas solares son menos y la necesidad de caldear los hogares es imprescindible. De momento organizaciones como Cáritas y Cruz Roja afirma que ese impacto no ha propiciado que más familias acudan a sus puertas en busca de ayuda, pero los temores están presentes y conviene estar preparados.

Como también lo deberían estar las administraciones para no ir a rebufo de un problema que se viene advirtiendo y que obliga a una reacción rápida, porque las necesidades vitales no entienden de burocracia ni de plazos administrativos. Y la llegada de una ola de frío obliga a estar prevenidos para hacerla frente, porque una vez que se pasa es tarde para reaccionar e intervenir. 

Los más necesitados precisan que se esté junto a ellos y que se les faciliten herramientas para afrontar esta situación, primero aportándoles esos productos básicos o ayudándoles a hacer frente a esas facturas, pero también ayudándoles a buscar esos trabajos que les permitan ganar ese sustento para mantener a sus familias, y ahí esas entidades sociales siempre van un paso por delante, demostrando que su labor hoy en día es imprescindible para esta sociedad, y también hay que valorar lo que hacen y prestarles el apoyo que requieren para que puedan seguir desarrollando esa labor impagable.