José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


En temas de igualdad

20/10/2022

Nuestra Constitución recoge, en su artículo 1. 1, que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político: así, se reconoce que la Igualdad es un valor superior de nuestro ordenamiento constitucional, jurídico, unido a la proclamación de nuestra Nación española. Nuestro diccionario de la lengua española en el mundo mundial y real de más de quinientos millones de practicantes de la comunicación de la hispanidad, pasada, presente y futura, nos dice ser: principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones, lo que nos parece que así debe ser y muy bien para las hijas e hijos, y como debe ser en sociedad decente y con la dimensión del sentido común para actuar en política social.
La igualdad es inseparable del valor de la libertad, tanto como que sirve de luz para no tropezar por el camino de la convivencia del pluralismo político: como ejemplo tenemos el reconocimiento de la igualdad, sin diferencias, en el trato laboral, en este mundo laboral, de oposiciones para organismos públicos, y derecho inseparable de todos los ciudadanos, en toda la dimensión soberana, en nuestro territorio constitucional, y que así lo es porque la nación española lo establece: La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado: artículo 1.2, de nuestra misma Ley fundamental; y que hay que releer para que no se nos olvide.
Las cosas son reales y está recogido en la historia real desde el 29 de diciembre de 1978, y además es nuestra Ley de leyes; a) no es fácil olvidar el compromiso para la libertad actuar responsablemente en la convivencia de las opciones políticas con sentido del Estado y del común; b) el valor de la igualdad nos sigue sirviendo para mantener en buen estado de revista el compromiso de la Nación española para tener bien consolidados los cimientos del Estado constitucional para que no se nos desmorone y arruine el edificio constitucional de la convivencia con los temblores de las crisis económicas y sociales; c) contar con la estabilidad de la Monarquía parlamentaria como Jefatura del Estado, y unir al Reino de España con las demás naciones de nuestra cultura democrática occidental, como así lo ha venido siendo en la historia real de la Unión Europea, en Nación y Autonomías; d) sumen su aportación, en su opinión y pluralidad para que nadie vea apartado ni aparcado en la historia real de la igualdad que conseguir, y para que ninguna generación que venga se olvide de las cosas de la transición, ni del encuentro para la paz posible en la historia.
El valor de la igualdad es necesario para la libertad en la convivencia de las opciones políticas, todas, y desde el momento en que acordaron actuar en suma de los valores de la Nación española y del Estado de las Autonomías han hecho posible seguir adelante con la misma Constitución, lo que no está nada mal. 
En los temas de igualdad para que la vida en paz siga siendo posible, es necesario que la historia de la verdadera convivencia siga tal y como se va escribiendo cada día en el respeto de la soberanía de cada ciudadano español. No hay necesidad de que surjan los censores de lo que se puede o no conocer de la historia que fue real para que no se nos repita el capítulo de los errores y horrores de la convivencia: no hace falta que nuestro derecho a la igualdad se limite por el programa político que defina lo que vale y lo que no merece ser recordado, para no ver limitada la igualdad soberana por el pensamiento único de la verdad oficial, según quien mande y sus fines y afines.
La igualdad contribuye y va de la mano de la cultura política de la libertad: en nuestra dimensión soberana y del derecho a la ciudadanía en nuestra cualidad positiva para ser ciudadanos en nuestra casa, barrio, pueblo, ciudad y comunidad; nos ayuda y fortalece para enriquecer los valores constitucionales como así lo dispuso la autoridad: el pueblo soberano español. El Estado es el principio de la igualdad, y va calando en nuestra conciencia democrática, como dicen los grandes profesores de la historia política y vamos fortaleciendo cada día, en igualdad como valor constitucional, en el respeto del orden natural de las cosas como lo son.