Los refugiados albergados en Naturávila piden mejoras

P.R.
-

El grupo de desplazados ucranianos se queja de hacinamiento en las habitaciones, de la comida y de otras cuestiones

Instalaciones de Naturávila el día de la presentación de la estancia de los ucranianos en Naturávila - Foto: Isabel García

Los refugiados ucranianos alojados desde finales del pasado mes de marzo en las instalaciones de Naturávila piden mejoras en su estancia en Ávila. Lo han hecho a través de una carta que, según indicaron a este periódico, han remitido por correo a Extranjería del Ministerio del Interior y que también han hecho llegar a este rotativo. El escrito está firmado por un portavoz y refrendado por la firma de más de una veintena de refugiados.

En este escrito los desplazados ucranianos señalan que actualmente se encuentran en este albergue de Naturávila cuya capacidad es para 130 personas «aunque variando, somos entre 60-80 personas, distribuidos en 3-4 habitaciones (y las demás habitaciones vacías), en las cuales hay 12 literas (pensadas para niños) por habitación y en las cuales estamos agrupados todos juntos (niños, mujeres y hombres) sin ninguna intimidad y sin espacio alguno ya no solo para guardar las pertenencias personales si no para moverse en la habitación, hay carencia de armarios, sillas, mesas, etc. Además he de añadir  que solo disponemos de dichas habitaciones para estar todo el día, o bien en el exterior del albergue, ya que no se nos permite utilizar ninguna otra instalación aparte del comedor en las horas establecidas para los desayunos, comidas y cenas. No pedimos lujos. Pedimos un mínimo como personas, no pedimos nada imposible, sabiendo que hay espacio para ello que la organización no quiere facilitar».

Consideran estas personas desplazadas que el centro «no tiene condiciones adecuadas para el proceso de educación, ya que no hay un lugar destinado para ello, es imposible la realización de tareas y deberes escolares», y se quejan de que «durante el tiempo que estamos aquí solo tuvimos una lección de español para adultos».  Reclaman además Internet. «Necesitamos conexión de Internet para poder hablar con nuestras familias que están en Ucrania luchando por la libertad de nuestro país. Necesitamos saber si nuestros maridos están vivos y ellos necesitan saber dónde y cómo estamos».

Sobre la alimentación dicen que «no es la adecuada, la dieta desequilibrada. No hay menús adecuados para niños, ni para las personas enfermas, derivadas de una alimentación a la que no estamos acostumbrados, lo cual nos causa problemas digestivos». También señalan que  «hay niños que tuvieron que ser atendidos de urgencia, llevados por voluntarios ajenos a la organización. Con tanta gente enferma deberíamos tener facilidad para ir al médico siempre que lo precisemos, ya que la organización Accem no se digna a  llevarnos al médico. No hay seguimiento pediátrico para los niños que estaban enfermos y tomaban la medicación».

Otra de las quejas que presentan en el escrito es que no «se nos informa cuál va a ser nuestro futuro. No sabemos dónde vamos a ir y algunos han cambiado de sitio temporal tres veces. Tampoco se nos informa de más cosas relacionadas con el procedimiento de la estancia, que ha cambiado varias veces. Toda esta desinformación se debe a la falta de traductor y falta de comunicación y empatía de la organización. En principio no se nos permitía salir, somos ciudadanos libres y mayores de edad que no entendemos esta medida. Ahora, sin ningún motivo, sí tenemos permisos, nadie nos explicó el motivo de este cambio».

En otro punto de su carta muestran su deseo de tener más contactos con la ciudad. «Estamos alejados de la ciudad y no existe ningún medio de transporte (solo taxis que no podemos pagar). Esto nos impide salir y ver civilización, cosa que necesitamos para mejorar nuestros ánimos y estado psíquico. Apenas tenemos libertad para salir e intentar hacer un poco de 'vida normal' ya que estamos entre cuatro paredes la mayor parte del día».

Se lamentan también que «ciudadanos y vecinos de Ávila donaron pinturas, juegos de mesa, peluches, zapatillas de estar por casa, calcetines… algo de ropa y pese a eso no se nos ha facilitado ningún espacio adicional, ya que todas las actividades de ocio las hacemos en las camas de las minúsculas y apretadas habitaciones en las que estamos 28-30 personas». Y prosiguen, «lo mencionado anteriormente habla de que las estancias de personas en tales condiciones que pueden llevar a trastornos de desorden psíquico y mental. Tenemos derecho y necesidad de acceso a psicólogos que no se nos proporciona». E insisten que «este albergue puede estar destinado a estancia de entre 1-3 días y en nuestro caso no está respetado, debido a que muchos de nosotros llevamos aquí varias semanas». Por otro ello «exigimos que se tomen medidas inmediatas, para reubicarnos donde las condiciones sean las adecuadas para el desarrollo normal de personas y de los niños. Que se abran más habitaciones para poder estar con intimidad y no apiñados y sin espacio alguno, así como se nos deje estar en alguna sala para poder hacer algo de ocio (…) también exigen un traductor  «que nos ayude a comunicarnos con el personal en las cuestiones administrativas, que se nos informe bien de nuestros derechos y ayudas que podamos recibir. Necesitamos un abogado o un traductor judicial, que nos ayude en los trámites (…) Concluyen afirmando que «este programa nos tiene que preparar para que podamos estar autosuficiente durante nuestra estancia en España (cursos en español, orientador laboral y la educación de los niños), cosa que no se está cumpliendo».