Editorial

Una reunión para aclarar e impulsar el proyecto del Prado en Ávila

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La esperada reunión entre el ministro de Cultura, Miquel Iceta, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, para abordar el proyecto del Museo del Prado ha servido para aclarar el futuro de una iniciativa que ha sufrido múltiples reveses a lo largo de su historia y en estos momentos parece definitivamente encauzado.

Y es que el hecho de que el proyecto sea abordado con carácter prácticamente monográfico entre el máximo responsable de la Junta de Castilla y León, acompañado de un abulense, como Héctor Palencia, perfecto conocedor de todo el proceso que se ha seguido, y el ministro de Cultura le otorga un compromiso que a estas alturas parece ineludible. Las declaraciones de Fernández Mañueco a la conclusión de la reunión hacen albergar la esperanza de que, tras mucho tiempo de espera, el Museo del Prado tendrá un gran protagonismo una vez que concluya la rehabilitación del Palacio de los Águila, que contará con una Sala Prado que acogerá obras «de primer nivel», que tendrá su singularidad respecto a otros proyectos que se puedan estar impulsando en otras comunidades autónomas bajo el amparo del museo y que, en definitiva, será un polo de «gran atracción turística» para la ciudad de Ávila, que al fin y a la postre es el principal interés que debe de tener esta ciudad, y que no es otro que contar con un nuevo espacio cultural de enorme relevancia que sea capaz de atraer, por sí solo, a miles de turistas nacionales e internacionales, y que se una a los enormes atractivos culturales y patrimoniales con los que ya cuenta.

Esa visión debe ser ratificada en un nuevo convenio, a tres bandas, que confiemos que no se demore, en el que queden perfectamente fijada la presencia del Museo del Prado «con carácter permanente» en la ciudad de Ávila en el Palacio de los Águila. Toda una declaración de intenciones por parte del Ministerio de Cultura y de la Junta de Castilla y León, que hace albergar esperanzas de que esta vez sí se va a poder hacer realidad este proyecto tan importante, y tan anhelado, por la ciudad de Ávila.

Evidentemente la experiencia nos dice que anuncios de este calado se han producido anteriormente y el proyecto no ha acabado de materializarse, pero habrá que dar un voto de confianza teniendo en cuenta que en estos momentos las obras están en marcha, son perfectamente visibles los avances, y eso sí que no tiene marcha atrás.

Por eso, desde Ávila hay que tratar de allanar el camino y facilitar la consolidación del proyecto, y es que en proyectos de este calado hay que saber medir mucho las declaraciones para no acabar poniendo trabas donde nadie las desea. Al final, si esta historia acaba felizmente, el mérito será del conjunto de la sociedad abulense que un día soñó con que el Prado estaría en Ávila y eso se hizo realidad.