Editorial

Coordinación entre Gobierno y autonomías para frenar a la covid-19

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La reactivación de la pandemia provocada por la covid-19, que ha hecho que se hayan disparado de nuevo los positivos, ha llevado al Ministerio de Sanidad y a las comunidades autónomas a adoptar medidas contundentes para tratar de frenarla. El titular de Sanidad, Salvador Illa, reunió este viernes en sesión extraordinaria a los responsables sanitarios de las regiones en el seno de la Comisión Interterritorial para acordar esas nuevas medidas de contención, 11 en total, y 3 recomendaciones, entre las que se encuentra la prohibición de fumar en la calle en cualquier punto del país cuando no pueda respetarse la distancia de seguridad, el cierre de los locales de ocio nocturno y la necesidad de aplicar de forma estricta desde las comunidades y los ayuntamientos las sanciones contra la práctica del botellón, actividad que está prohibida en España pero contra la que no acaban de adoptarse decisiones que impidan de facto su práctica con multas ejemplarizantes. Las medidas fueron acordadas por unanimidad y ahora deben ser las regiones y los consistorios los que las lleven a la práctica. 

La finalización del estado de alarma y la llegada a lo que se denominó la «nueva normalidad» trajo consigo que el Gobierno cediese el testigo en la gestión de la crisis sanitaria a las autonomías, y ha sido necesario que se empiecen a disparar de manera más que preocupante los brotes por todo el territorio nacional para empezar a tomar de nuevo conciencia de que es necesario actuar de manera coordinada; con una colaboración y una adopción de criterios comunes que se habían olvidado para hacer frente a un virus que no entiende de fronteras territoriales.

Por ese motivo, y aunque es lógico que las distintas comunidades hagan frente a la covid-19 empleando sus recursos (no en vano tienen cedidas esas competencias), esa gestión no se puede desarrollar sin tener en cuenta al resto del país. No es comprensible que unas autonomías aboguen por medidas contundentes apenas se perciben los primeros brotes, mientras en otros lugares se adoptan soluciones más laxas. Esa diferencia de criterios poco ha ayudado a los ciudadanos a actuar con responsabilidad ante las recomendaciones sanitarias que se han ido dando, y ahora más que nunca es imprescindible que esa concienciación que se despertó meses atrás ante la crudeza de los acontecimientos vividos se retome. Y para ello las autoridades sanitarias, tanto del Gobierno como de las comunidades, deben trabajar en sintonía, de una forma coordinada, porque el objetivo es común y al coronavirus se le combate entre todos, no tratando de hacer cada uno la guerra por su cuenta. Que el paso dado este viernes con una postura unánime marque la senda de ahora en adelante para llevar a que el país no tenga que paralizarse de nuevo.