Ávila se rinde al sueño americano

M.E
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El humorista Goyo Jiménez ofreció el tercer espectáculo de su trilogía 'Aiguantulivinamerica' en un Teatro Santo Tomás que rozó el lleno y se rio a carcajadas. Las americanadas se pusieron como espejo de nuestra realidad más cotidiana

Ávila se rinde al sueño americano - Foto: David Castro

Hay algo más americano que un Western?, ¿la bandera, quizás?, ¿el día de Acción de Gracias?, ¿bendecir la mesa?, o mejor ¿invitar al novio de tu hija a que lo haga el primer día que viene a casa a modo de retorcida prueba? Pues de todo eso, y mucho más, se acordó Goyo Jiménez para construir el tercer espectáculo de su trilogía Aiguantulivinamerica, un monólogo de humor inteligente, muy a su pesar, que conquistó al público abulense desde el minuto uno. El Teatro Santo Tomás rozó el lleno para la ocasión y se rió a carcajadas con una propuesta que se marcó el propósito de que los numerosos espectadores salieran mejor de lo que entraron. Tanto no sé, pero al menos pasaron la tarde de domingo riéndose de lo lindo.

Un Goyo Jiménez en pantalla de cine protagonizando su propia película del Oeste dio la bienvenida a un espectáculo basado en el estilo de vida americano, ese sueño que nos quieren contar a través de los productos cinematográficos que se cocinan al otro lado del charco, pero que tuvo mucho más. Esas americanadas, precisamente, se pusieron como espejo para contar nuestra realidad, algunas veces más miserable, otras más triunfadora, pero siempre bajo el prisma del humor del bueno.  ¿Acaso no ganan nuestras tortillas de patata –sin cebolla, claro– y nuestras croquetas –aquí no hay discusión– a sus cremas de guisantes y sus mazorcas de maíz? Pues eso. En lo de que si los actores americanos improvisan mejor que los españoles ahí ya no me meto... 

Experimentado y con reflejos, Goyo Jiménez derrochó ingenio para ganarse el favor del público desde un inicio en el que prometía hacer filigranas con revólver sin las pistolas, todo un logro, y que continuó con las calcadas escenas típicas de la vida americana, tópicos incluidos, aunque no por ello menos hilarantes. Por bendecir, se bendijo hasta el propio monólogo, con la excusa de poder dar gracias por haber vuelto a las citas culturales tras la pandemia. 

No faltaron tampoco las referencias a Ávila.La Muralla y Santa Teresa se colaron en el espectáculo del 'experto en asuntos americanos' por excelencia, una etiqueta que le viene como anillo al dedo. Para eso lleva años haciendo reír con las cosas de aquí y de allí llevadas a su terreno, el de un humorista que sabe conectar con el público y que conoce cómo activar la tecla de la risa.