La cosecha de judía de El Barco caerá a la mitad este año

I.Camarero Jiménez
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El excesivo calor y las restricciones al riego tendrán su repercusión en el rendimiento por hectárea, ahora bien no afectará a su extraordinaria calidad, apuntan desde la IGP

La cosecha de judía de El Barco caerá a la mitad este año - Foto: David Castro

La judía de El Barco de Ávila, en la mayor parte de sus variedades, va viendo cumplido su ciclo y toca recoger el fruto. Aún falta por cerrar el círculo el judión, mucho más tardío. Pero a estas alturas del año ya se puede hacer una estimación que, dadas las muchas circunstancias contrarias, no va a ser buena. 

Con suerte hablaremos de una cosecha que «rondará el 40/50% de la de un año normal» (un año normal  son alrededor de 1.000 kilos por hectárea); ahora bien la calidad de la judía no se va a ver perjudicada y seguirá siendo «extraordinaria».La realidad es la que es: las excesivamente altas temperaturas durante muchos días seguidos, en un verano, de nuevo, extraordinariamente seco, con «restricciones al riego de forma más temprana de lo habitual» en algunas parcelas en momentos clave y con una clarísima falta de relevo generacional en el cultivo no lo están poniendo fácil y la merma está confirmada. 

De todo ello hablamos con Nicolás Armenteros, director técnico de Legumbres de Calidad en las que se engloba la judía de El Barco de Ávila (y también la IGP lenteja de la Armuña, o de la Marca de Calidad garbanzo de Pedrosillo).

«Este año los problemas que habitualmente tenemos se han visto acrecentados porque en ese sentido el año ha sido extraordinario de lo que se puede considerar un año medio» (para mal, se entiende).

Lo cierto es que las existencias de agua en esta ocasión «se agotaron antes» y eso ha perjudicado mucho a la judía y «va a ser un mal año». También es verdad que esos cortes al riego del cultivo «no llegaron a todas las huertas», pero sí lo hicieron a las de dos localidades que son las que más parcelas tienen inscritas en la IGP y que más hectáreas aportan,  a las de El Barco de Ávila y a las de El Losar de El Barco. Ha llegado a éstas porque son las que cogen el agua del Tormes al que llegaron las restricciones. No así a otras que tienen otro tipo de captaciones o que cogen de otros ríos o regatos.

Dejando a un lado el riego entramos en otros asuntos como ese calor tan acuciante del verano y que genera otro problema porque «a partir de 32/33 grados con tantos días seguidos de calor, hay muchas flores que abortan, no cuajan».

El resultado es «un año difícil y complejo. El cultivo, a pesar de que hay parcelas que aparentemente estaban bien para el año, pues... A la hora de trillarlas se ha visto que han causado merma en la producción porque no es lo mismo que el grano tenga un calibre u otro y en este caso se ha quedado pequeño». Pequeño significa por un lado que el rendimiento por hectárea va a ser mucho más bajo de los 1.000 kilos logrados el año pasado, pero también que la calidad no se verá afectada porque que sea menor  no afecta a la calidad y en el caso de hacerlo es de forma positiva» explicaba Armenteros en declaraciones a Diario de Ávila. «Cuanto más pequeño, más fino es».