La romería de la virgen de la Vega más sentimental

I.Camarero Jiménez
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La pandemia no permitió celebrar al modo tradicional la fiesta de la patrona del Corneja, pero sus fieles pudieron seguirla desde casa en La 8 Ávila en un día de «sentimientos encontrados», según el párroco Luis Bustamante

La romería de la virgen de la Vega más sentimental

Atípica, cargada de símbología y marcada por los sentimientos a flor de piel, así fue la romería de la Virgen de la Vega, patrona de la comarca del Corneja, que se celebró este lunes en Piedrahíta. La ermita de la Virgen siempre se había quedado pequeña para la celebración de la romería, pero este año ya se sabía que iba a venir grande. La pandemia del coronavirus obligó a celebrar la eucaristía, casi a puerta cerrada, con apenas 30 asistentes autorizados, pero en el fondo y a buen seguro fue una de las celebraciones más multitudinarias, ya que  finalmente se retransmitió en la 8 Ávila  para acercar a los muchos fieles y devotos de la virgen, ésta, su gran fiesta.

El párroco Luis Bustamante y el alcalde de Piedrahíta, Federico Martín, hablaban con La 8 momentos antes de la eucaristía y ambos destacaban que precisamente por la retransmisión televisiva la virgen estaría arropada en un día de «sentimientos encontrados», según el sacerdote y es que, sí, era un día de fiesta, pero precisamente por ello aparecía cierto sentimiento de pena y de dolor porque  la unión tan sana de vecinos de Piedrahíta y de los pueblos delCorneja, no podía llegar. Además, en la mente de todos estaba los estragos de la pandemia que si bien no se ha cebado especialmente con Piedrahíta, ha habido pérdidas y eso, lógicamente duele.

La presidenta de la Mayordomía de la virgen no pudo contener la emoción en su intervención puesto que el día de la romería es para todos una gran cita «con un ambiente especial y siempre en paz y armonía», aunque quedaba la opción de la televisión, un lugar para el encuentro después de los días de llanto para estar más unidos que nunca en «la mente, el alma y el corazón». Por lo pasado, por lo que está por venir y hasta que vuelva la calma pedía «más que nunca» la ayuda a la virgen «para llegar a buen fin» y, en ese punto y no fue la primera vez, -después lo haría el párroco- rogaba porque la virgen «ilumine a los gobernantes para buscar la unión por el bien común» y para que «el año próximo sea mejor» por supuesto con la colaboración de todos.

El parroco iniciaba su intervención recordando lo que significa esta romería, una peregrinación al fin y al cabo que trasciende el día de la celebración -cada lunes después del Domingo de Pentecostés-, una peregrinación que se produce cada vez que los fieles de la virgen pasan junto a la ermita y saludan cuando pasean por allí o tocan el cláxon de sus coches si van conduciendo. Una imagen siempre presente. Quizá, decía, ahora más que nunca seguimos sintiendo la necesidad de acudir a la madre de Dios con motivo de la pandemia. Por sacar una conclusión positiva a esta crisis sanitaria, puso sobre la mesa el hecho de que se nos brinda como una oportunidad para valorar lo que siempre hemos tenido. Pidió tomar a María, madre de Dios, como ejemplo para salir de este pozo pues ella también sufrió a pie de cruz y se mantuvo en pie. Un ejemplo para un duro momento «de prueba».

No faltaron como decíamos al principio, los gestos en la celebración, la virgen engalanada, las lágrimas emocionadas de la presidenta de la Mayordomía, las mascarillas y la desinfección de manos ante la comunión. 

No hubo procesión multitudinaria, ni la música de gaitilla y tamboril, ni las partidas de cartas, o la verbena y las actuaciones en directo, la merienda ofrecida por el Ayuntamiento y la unidad presencial de cientos de vecinos  que más que nunca desean encontrarse, pero al fin y al cabo, la televisión estuvo ahí para llegar a todos.