Los turistas vuelven a la Catedral de Ávila

M.M.G.
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El primer templo de la capital reabrió este miércoles sus puertas al turismo con bastante actividad y extremando lasmedidas de seguridad, así como reduciendo el aforo para la visita a la casa del campanero

Los turistas vuelven a la Catedral de Ávila

Un abulense madrugador. Tan madrugador y veloz que no nos fue posible preguntarle el nombre. Él fue la primera persona que este miércoles entró a la Catedral de Ávila tras la reapertura de puertas al turismo tras el confinamiento.

Aunque él no era un turista como tal, claro. Tras él, Silvia e Ismael, dos vecinos madrileños, se convirtieron oficialmente en los primeros turistas de la Catedral en la era ‘pos-coronavirus’.

Madrugaron para poder disfrutar del primer templo de Ávila antes de su regreso a los calores madrileños. «Fuimos el martes a la Oficina de Turismo y ya nos informaron de que el miércoles reabría la Catedral», comentaban a Diario de Ávila mientras sacaban sus entradas de acceso

Lo hacían en la nueva taquilla del recinto. Porque si bien antes el acceso al turismo tenía lugar por la capilla de San Miguel, el mostrador se ha cambiado ahora de ala y se ha ubicado frente al tradicional acceso al claustro. Y esto ha motivado el segundo cambio de la visita turística a la Catedral. Lo explicaba Sara, responsable de Artisplendore, la empresa gestora del turismo en el templo. «Ahora se accede al claustro desde el interior de la Catedral», comentaba a Diario de Ávila bien protegida con su mascarilla, imprescindible para trabajadores y visitantes.

Para Ismael y Silvia su estancia en Ávila ha sido todo un regalo. Aunque ya conocían la ciudad («pero siempre de paso», reconocía Ismael) en esta ocasión han aprovechado sus horas en Ávila al máximo: pernoctando en el Parador y recorriendo monumentos y museos, entre ellos, por supuesto, la Catedral. 

Este viaje ha supuesto para ellos la mejor medicina. Han trabajado durante todo el confinamiento y necesitaban salir de Madrid para desconectar por unos días.

Tras ellos entraron Mari Carmen y su hijo Francisco, llegados de Segovia. No era su primera vez ni en Ávila ni en la Catedral, pero nunca se cansan de volver a la ciudad de la Muralla. Ellos también necesitaban una desconexión y sabían que no querían irse muy lejos de casa. «Y Ávila siempre es buena idea», nos decía Mari Carmen, que ayer pudo comprobar que la Catedral tenía sus puertas cerradas y que después de amanecer (también en el Parador) empezó con su familia una mañana de turismo por Ávila

la casa del campanero. Por cierto que las que también abrieron ayer sus puertas a las visitas fueron las torres de la Catedral y la Casa del Campanero.

En este caso, y dada la peculiaridad de esta visita, el aforo de la misma se ha reducido a doce personas. Hay que tener en cuenta que se trata de espacios estrechos y en los que resulta muy fácil encontrarse de cerca con alguien.

En esta visita, además, la Catedral facilita a los visitantes guantes de protección para que puedan agarrarse a la barandilla.