Editorial

Una Semana Santa para recuperar sensaciones previas a la pandemia

J.M.M.
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Después de dos años sin salir a las calles, como consecuencia de las restricciones derivadas de la pandemia provocada por la covid-19, este Viernes de Dolores regresaron las procesiones de Semana Santa a las calles. Dos años duros para los miles de cofrades y devotos, amantes de las tradiciones que conllevan la celebración de la Semana de Pasión, que han visto como sus ilusiones se vieron truncadas y no han podido desarrollar unas estaciones penitenciales que contribuyen a realzar, a escenificar, unos sentimientos que, en cualquier caso, siempre llevan un componente de interiorización personal que, a pesar de estas condiciones adversas, nunca ha desaparecido y se ha mantenido presente.

Ese hondo sentimiento religioso, esencia de la Semana Santa, este año recupera esas escenificaciones que representan las procesiones, donde hermandades y cofradías vuelcan sus esfuerzos durante muchos meses para lograr que esa espiritualidad que emana de este acontecimiento se impregne en toda la sociedad. Es, por tanto, el momento de recuperar esas sensaciones que se perdieron con la pandemia, y que este año es de esperar que recuperen todo su esplendor. Y más en ciudades como Ávila,  donde la Semana Santa se vive con especial intensidad, lo que ha llevado a que sea declarada una fiesta de Interés Turístico Internacional.  Ese es el segundo elemento  de esta vivencia religiosa, que traspasa los límites de la individualidad para convertirse en un acontecimiento social, cultural, patrimonial y turístico.

Son fechas, por tanto, que trascienden de ese componente religioso, y se han convertido en un evento en el que muchos sectores tienen depositadas muchas esperanzas para lograr un impulso económico, tan necesario después de las circunstancias que se han vivido durante la pandemia. Los sectores dependientes del turismo confían en alcanzar cifras previas a la irrupción de la covid-19, que permitan mirar al futuro con mayor esperanza, y más teniendo en cuenta el cúmulo de situaciones adversas que se han ido sucediendo y que no dejan de ser obstáculos para recuperar la ansiada normalidad.

Sea como fuere, es el momento de recuperar sensaciones, de que la Semana Santa vuelva a ser un momento especial del año, propicio para el turismo de interior, para disfrutar de esas procesiones y de lo que inspiran, y también del patrimonio, de la cultura, de la gastronomía. Una fecha que tradicionalmente marcaba un repunte turístico y la reactivación para un sector que salía del letargo invernal. Yeste año hay muchos motivos para pensar que finalmente se va a salir de esa situación que se ha vivido los dos últimos años, y que verá reforzada a partir del 20 de abril con la desaparición de las mascarillas, salvo excepciones, de los espacios interiores. Mientras tanto, respeten las normas esta Semana Santa.