Vivimos una época de tantas noticias encadenadas cada día que, si uno se para un momento a repasarlas, observará enseguida que muchas de ellas pasan más desapercibidas, sea porque son menos llamativas, sea porque coinciden en momentos de mayor concentración informativa, sea porque son menos nuevas. Y la realidad es que muchas de ellas son ciertamente importantes, por su propio contenido o por el significado que pueden tener.

Pues esto es lo que me ha ocurrido con una de las noticias de estos últimos días, que paso a describir brevemente. Se debatía en el Congreso de los Diputados una propuesta de varios grupos de la oposición (entre ellos el principal, el PP) que plantea modificar la regulación de la sanción penal que es la prisión permanente revisable, para aumentar los supuestos en que puede ser aplicada. Es sabido que tal medida supone que la duración de la condena adquiere un cierto grado de indefinición, precisamente por el carácter de revisable, dependiendo de determinadas circunstancias en la evolución del condenado; por ello, está reservada a delitos de especial gravedad, como bien se percibe por los casos, de gran relevancia mediática y social, en que ha sido aplicada hasta ahora. También por ese especial carácter de la pena, fue una medida polémica cuando se implantó, gobernando el PP, hasta el punto de que se presentó contra ella un recurso de inconstitucionalidad por la oposición de entonces, el PSOE, que el Tribunal Constitucional resolvió por mayoría a favor de la medida, en una sentencia llena de matices y observaciones, buena muestra del debate que la precedió.

Lo que se propone ahora es ampliar la aplicación de la medida a dos nuevos casos: cuando hay reincidencia en determinados delitos de especial gravedad, sobre todo en delitos contra las personas, y cuando hay ocultación del cadáver de la víctima y negativa a desvelar el lugar de la ocultación. Más allá de lo que pueda pensarse sobre el alcance y la corrección de esta ampliación, llama la atención que, esta vez, además de los grupos que lo proponían, también haya votado favorablemente el PSOE, aunque anunciando que en la tramitación de la iniciativa propondrá correcciones. Y no ha pasado desapercibido el episodio; no sólo porque el otro socio de la coalición votara en contra, divergencia que ya no es tan noticiosa, sino porque cabe deducir de ese voto favorable algún objetivo estratégico lleno de interés. Será cuestión de pensarlo.