Editorial

Por un transporte de viajeros por carretera que mire al medio rural

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El planteamiento del transporte público de viajeros por carretera se encuentra en un momento crucial para los intereses de la provincia de Ávila. Tanto la Junta de Castilla y León como el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana están trabajando en el diseño de esos mapas que darán cobertura a la prestación de esos servicios de autobuses en los próximos años, mapas de los que en buena medida puede depender la supervivencia del medio rural, ya que sus habitantes, como los de los núcleos urbanos, precisan también ese transporte, y unas buenas conexiones por carretera pueden permitir que un pueblo subsista o que, definitivamente, se le entierren todas las esperanzas que tienen de seguir superviviendo. 

La Junta de Castilla y León, con su Mapa de Ordenación del Transporte Público de Viajeros por Carretera de Castilla y León, ha expresado su intención de ayudar a frenar la despoblación, intentando dar cobertura a todos los pueblos, potenciando las rutas a demanda y las conjuntas.

Desde el Ministerio se ha presentado un primer borrador que deja a la provincia de Ávila como una de las más perjudicadas, ya que se excluye a 86 pueblos de la provincia de Ávila de esas conexiones interautonómicas, que también son fundamentales para esta provincia, con vínculos muy estrechos con provincias como Madrid o Toledo, por poner un ejemplo. Se insiste que es un primer borrador y que la intención también es que no queden pueblos sin cubrir.

Estamos, por tanto, ante un momento fundamental para los intereses de los pueblos de la provincia, y es preciso que desde las distintas administraciones que deben defender los intereses de los abulenses (ayuntamientos y Diputación) estén atentos y vigilantes para presentar las alegaciones oportunas y que no se produzcan vacíos que luego no se puedan cubrir, y dejen sin autobús a sus vecinos.

Si de verdad se quiere apostar por evitar la despoblación del medio rural hay que garantizar sus comunicaciones por carretera con transporte público, y aunque sean servicios deficitarios es ahí donde se debe demostrar ese compromiso con los habitantes del medio rural para mantenerlos. Evidentemente no se puede derrochar el dinero manteniendo servicios con nula presencia de viajeros, pero se pueden buscar fórmulas para que cuando sea necesario puedan disponer de ese transporte, y ahí el transporte a la demanda tiene mucho que decir. Se deben buscar fórmulas para que esas comunicaciones salgan reforzadas, y los vecinos de los pueblos no se sientan discriminados y abandonados a su suerte. Eso exige un esfuerzo para encontrar fórmulas con las que todos, también las empresas concesionarias, no salgan perdiendo. Pero fundamentalmente hay que mirar por las personas, y por dotarlas de unos servicios acordes con los que merecen en pleno siglo XXI.