Cuando ser florista es casi una heroicidad

M.M.G.
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José Cavero celebra este Día de la Madre el 38 aniversario de Al-Andalus, una floristería que nació en Cebreros, donde mantiene desde entonces sus puertas abiertas, y que está presente en la capital de la mano de Julita Fusión

Cuando ser florista es casi una heroicidad

Fue un «impulso», reconoce. Una ocurrencia que ahora, 38 años después, sigue viva en forma de negocio. Hablamos de Al-Andalus, la floristería con más historia de Cebreros, y de su 'padre', José Cavero, que este Día de la Madre celebra ese 38 cumpleaños con la misma ilusión con la que dio aquellos primeros pasos

Nos cuenta que fue una amiga de Madrid la que les planteó sorprendida entonces que en Cebreros no había una floristería. «¿Por qué no montáis una?», dice José que les preguntó. «Así que me levanté a la mañana siguiente, busqué un local y la monté», sonríe ahora al recordar a aquel emprendedor que se instaló en la plaza del Piñón de Cebreros y que, poco después, se trasladaría a la plaza principal del pueblo, donde aún se mantiene Al-Andalus.

El porqué del nombre nos lo explica también él mismo. «Yo soy andaluz, de Palma del Río». Y aunque se siente abulense y castellano y leonés de adopción, quiso tener ese guiño con su tierra.

Recuerda sus primeros pasos en el mundo de la floristería con ternura. «Trajimos unas hortensias y a la mañana siguiente estaban caídas», evoca los fallos propios del que comienza.Errores de los que aprendió y que le llevaron hasta donde se encuentra en la actualidad: como propietario de Al-Andalus enCebreros y de Julita Fusión Al-Andalus.

Porque fue hace cinco años cuando José se quedó con la gestión de otra floristería mítica en Ávila, en este caso en la capital: Julita.

A éste negocio le avalaban 65 años de historia. Pero lejos de asustarle, José se lanzó a la aventura de unir dos negocios en uno, creando un establecimiento que ya es una referencia en la capital y donde estos días se viven jornadas frenéticas, por la proximidad de la celebración del Día de la Madre.

Presume José de ofrecer siempre a sus clientes flores y plantas de la mejor calidad. Para que esto sea así, compra sus productos en Holanda. Y los trabaja con todo el cariño del mundo, porque detrás de cada uno de sus pedidos siempre hay alguien ilusionado.

En el caso de las madres, José sabe que el domingo recibirán desde el clásico ramo de rosas rojas a las impresionantes orquídeas azules de las que se enorgullece. Pero también se les regalarán plantas y ramos variados.La oferta en sus establecimientos, sin duda, es amplia.

Y ahora, 38 años después del comienzo de su aventura, ¿cómo se ve cuando echa la vista atrás?, le preguntamos. «Pues casi que como un héroe», responde convencido. Y es que para José, mantener abierto un establecimiento como el suyo en un pueblo como Cebreros es «toda una heroicidad». Y es que José lamenta la falta de entramado comercial y empresarial en un pueblo que «ama», insiste, y que conoce bien.Allí (y en la capital) espera seguir alegrando el día a día de sus vecinos durante muchos años. Felicidades, Al-Andalus.