Editorial

La necesidad de una unidad de acción ante un campo que agoniza

J.M.M.
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El campo agoniza y en provincias como Ávila esta situación se palpa aún más. Las cuentas no les salen a los profesionales del campo, que claman por soluciones inmediatas ante un Gobierno que ve impasible cómo se acrecientan los problemas y no acaba de atajar ninguno. Producir cuesta mucho más que hace tiempo, los fertilizantes se alzan un 300%, el gasoil no para de subir, la electricidad tampoco y lo que perciben los agricultores y los ganaderos por sus productos no les llega para seguir dedicándose a ello, como tampoco la PAC tal y como está concebida y negociada en la actualidad les sirve de ayuda. A esos problemas que se pueden calificar como genéricos en el sector primaria español, hay situaciones concretas que afectan de una manera evidente a los ganaderos de la provincia de Ávila, como es la falta de control  de la fauna salvaje y por supuesto los ataques de lobo que para esta tierra es una lacra ya también desde hace años. Y sin embargo la normativa europea ha atado de pies y manos a las administraciones españolas para intentar luchar contra una situación que está dejando en clara situación de inferioridad al sector ganadero.

Y por si no fuera suficiente con toda esta cascada de factores en contra, se suma la amenaza de una sequía en la que no queda más que agarrarse a la providencia divina para que hagan acto de presencia las precipitaciones y se mitigue esa situación, a falta de nuevas infraestructuras que logren atajar un problema que aparece cíclicamente y que obliga a replantearse seriamente un modelo de abastecimiento y suministro de agua que cuenta con muchas carencias ante un cambio climático que exhibe serias amenazas que antes no eran más que anecdóticas. Y, por supuesto, la invasión de Rusia a Ucrania cuya repercusión a nivel global aún es difícil de cuantificar, pero evidentemente va a remover los mercados energéticos y agroalimentarios, especialmente en Europa y en países como España.

Ante ese panorama, que no deja de ser desolador, las organizaciones agrarias están intensificando sus movilizaciones para que su voz sea oída y desde el Gobierno central se articulen más medidas que les ayudan a sobrevivir ante una situación crítica. Una de esas movilizaciones tenía lugar este jueves en Ávila capital con una tractorada organizada por UCCL. Las otras organizaciones con presencia en la provincia (Asaja, UPA y COAG) también han anunciado acciones para salir a la calle en próximas semanas, concretamente para los días 8,14 y 18 de marzo en Arévalo, El Barco de Ávila y de nuevo Ávila capital, donde llamarán a movilizarse a agricultores y ganaderos abulenses. Acciones todas ellas justificadas para tratar de visibilizar el drama que vive un sector que en provincias como Ávila debe tener un papel vital para su desarrollo. Lo que no se acaba de entender es que ante una problemática común, en la que todas las organizaciones coinciden, se dividan fuerzas. Ahora más que nunca el campo debe estar unido para hacer valer sus reivindicaciones, porque al final la división debilita y esa voz que debería ser unánime acaba perdiendo fuerza.