Música de cámara como bandera de la cultura

M.E
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María Bernal, al fagot, y Juan Barahona, al piano, interpretaron obras de Mozart o Schubert, entre otros, dentro del VII Ciclo de Música de Cámara en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España

Música de cámara como bandera de la cultura - Foto: David Castro

La música de cámara, esa de carácter más íntimo que solo puede ofrecer la combinación de un reducido grupo de instrumentos, volvió a resonar con fuerza en el Auditorio Municipal de SanFrancisco. No son muchas la actividades culturales que se pueden disfrutar en tiempos de pandemia, así que las decenas de afortunados que asistieron al concierto de María Bernal, al fagot, y Juan Barahona, al piano, debieron disfrutar de lo lindo con una cita de primer nivel.

Con el aforo reducido y  las medidas de seguridad e higiene que exige la COVID-19 y recomiendan las autoridades sanitarias, los músicos interpretaron obras de Mozart, Schubert, Rachmaninov y Boutry. Un repertorio clásico para un recital que se enmarcaba en el VII Ciclo de Música de Cámara en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, que contempla 15 conciertos en las ciudades que cuentan con la declaración de la Unesco entre los meses de octubre y noviembre. De hecho la propuesta de Ávila fue la cita inaugural, ya que el concierto previsto en Ibiza el viernes se suspendió. 

Con esta nueva edición, se continúa con la línea iniciada en 2014 para la programación de conciertos a cargo de jóvenes talentos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en el marco de los proyectos culturales que viene desarrollando el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, a través de su Comisión de Educación, Cultura y Deporte. En 2019, por ejemplo, los conciertos del ciclo atrajeron la atención de 4.500 personas.

La crisis sanitaria del coronavirus no solo está marcando la edición de este año sino que lo hizo incluso desde antes. Previsto inicialmente para la primavera, el ciclo fue aplazado como consecuencia de las medidas adoptadas por la pandemia, hasta que finalmente ha podido desarrollarse en este atípico otoño. 

Las Ciudades Patrimonio pasan por un momento complicado, al vivir en buena medida de la cultura y el turismo, pero existe el convencimiento de que la cultura tiene que seguir siendo su estandarte y actividades como la desarrollada ayer, siempre que se realice en un entorno seguro, es buena prueba de ello.