'Hablemos' de suicidio

I.Camarero Jiménez
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La asociación abulense, nacida hace algo más de un año, ha logrado gracias a su visibilización movilizar a instituciones y captar la atención de supervivientes y sobrevivientes. Su principal meta: un plan nacional de prevención

Elena Zazo,Eva Meneses,Emi Caídas y Beatriz Jiménez, en la sede de Diario de Ávila. - Foto: David Castro

La asociación Hablemos para la prevención del suicidio y apoyo a los supervivientes cumplió el pasado mes de noviembre un año desde su puesta en funcionamiento. Más de 12 meses intensos en los que se ha trabajado de manera ardua para presentarse ante las diferentes instituciones de la provincia en las que ha encontrado muchas manos amigas. Ayuntamiento de Ávila, Diputación de Ávila, Junta de Castilla y León y Fundación Ávila ya se han comprometido con ellos, ya sea rubricando un convenio o cediéndoles espacios que les irán ayudando para hablar, por fin, de un tema que ha sido tabú y que en parte lo sigue siendo. Ha llegado el momento de hablar del suicidio, pero «hay que hacerlo bien», apuntan desde la asociación y quizá por ello se ha tardado tanto no sólo en empezar a hablar sino también en crear una asociación. Una asociación que necesita tanto de las instituciones como de la sociedad para avanzar en sus objetivos que pasan por evitar fallecimientos y también por acompañar a esas personas que han sufrido la pérdida de un ser querido y que tanto necesitan hablar. Hoy les damos voz en este medio de comunicación y para ello hablamos con varios de sus pilares. Por supuesto con su presidenta y superviviente, Emi Caídas, con dos de las tres psicólogas que tienen altruistamente en sus filas y que son Beatriz Jiménez y Elena Zazo y también con una de las personas que se acercó a la asociación como superviviente que es: se trata de Eva Meneses, quien perdió a un hermano hace 10 años y a quien tanto bien le ha hecho acercarse a 'Hablemos'.

De forma «directa o indirecta» reconocen que a la asociación ya se han acercado en este escaso tiempo de actividad muchas más del centenar de personas. «Difícil de cuantificar, pero es seguro que se ha superado esa cifra con creces», apuntan. Algo que da buena muestra de la necesidad de una asociación como la suya y con la que se puede contactar a través del correo: hablemosavila@gmail.com. 

«Desde que existimos vemos que hay una predisposición a que te llamen porque se sienten cómodos», relata Meneses. En este sentido tienen claro que es más fácil llegar a las personas porque Ávila es pequeña. «El hecho de visibilizarnos y por ser una ciudad pequeña ha dado lugar a que en diferentes sectores se hable de nosotros y te deriven a nosotros. Se ha notado en este tiempo. Tenemos contactos prácticamente todos los días y cada vez más» apunta Elena Zazo. Además, no hablamos sólo de Ávila porque también «nos llaman de otras provincias», añade Emi Caídas. ¿La razón? Que no en todas las provincias hay una asociación de este tipo. De hecho, en Castilla y León apenas hay dos «que las llevan supervivientes -personas que han perdido a un ser querido o familiar- pero que son de algún modo, más restringidas». Y, eso, ahora, porque cuando ella perdió a su hijo tuvo que ponerse en contacto con una asociación de Cataluña a la que conoció por un programa de televisión. Hablamos de hace más de una década y desde luego que entonces la visibilización del suicidio era todavía menor. Para ella fue clave ese primer contacto. 

Preguntamos, lógicamente, por la utilidad del teléfono de atención al suicidio, el 024. Reconocen que no acaba de convencerles porque no tienen claro que al otro lado haya los profesionales que este problema merece y que claramente deben «estar especializados en prevención de suicidios o en atención, intervención o incluso en postvención», relata Zazo. «No tenemos la seguridad de quién está detrás de la recepción de llamadas». Ése es uno de los motivos por los que ellos y otras asociaciones reclaman un plan nacional de prevención del suicidio.

Mientras esto llega, Hablemos va dando los pasos a nivel local. De hecho el convenio firmado el año pasado con el Ayuntamiento y que incluye también al Colegio de Psicólogos de Castilla y León tendrá en breve algo tangible y necesario como es la publicación de unas guías dedicadas a la prevención que se han podido materializar con una partida de 3.000 euros aportada por el Consistorio y que en este 2023 se multiplicará por dos. Con ello podrán llevar a cabo diferentes talleres formativos en diferentes entornos en los que es necesario incidir de cara a la prevención del suicidio.

«Este convenio a tres bandas, va muy bien» y es así por varios motivos, entre ellos, el hecho de que desde Servicios Sociales y del Consistorio estamos trabajando codo con codo con Ana Sánchez, quien es psicóloga de ese área, y con el equipo técnico». Y es que eso es algo que querían porque es un tema que «no debe ser politizado».

La teniente alcalde de Servicios Sociales en el Ayuntamiento, Ángela García, «llegó a la reunión con la trabajadora social, la psicóloga y en definitiva con el equipo técnico que deseaba la asociación».

Lo primero es esa guía rápida de ayuda a la prevención, como decíamos, pero habrá más. Hablamos sobre talleres que se impartirán a Bomberos, Policía Nacional o Policía Local, entre otros y que se suman a los que se han impartido entre los profesionales del periodismo y en Servicios Sociales municipales, así como entre docentes de algunos colegios.

Habrá y hay acciones en marcha porque a raíz de los primeros contactos también Hablemos colabora con el Ayuntamiento, realizando los talleres citados y aportando ayuda porque, desde Servicios Sociales, se había detectado algún caso preocupante sobre todo entre usuarios del programa de mayores Contigo. «Había ciertas señales que apuntaban a ideaciones suicidas por parte de alguno de ellos». Por eso, tuvieron desde Hablemos con ellos hasta tres sesiones, dos on line y una presencial para poder ayudar. Aquí se ha puesto en marcha una colaboración mutua más que justificada porque «si lo que tratamos es de prevenir», aseguraba Caídas «debemos estar ahí». «Cuando empiezas a hablar con ellos y ves algunas caras y reacciones, sobre todo las psicólogas, notan qué personas están inquietas o muestran señales de alerta que... Al final lo expresan». Por eso es importante ayudar a abrir esa puerta y «dejar una rendija por la que se puedan asomar y pedir ayuda. De eso también se trata».

Desde Hablemos también inciden en que entre los mayores a los que se referían había claramente ideaciones suicidas y explican que «en estos casos son personas que, por amor, se quieren quitar del medio para no ser una carga familiar para sus hijos». Se trata de «el suicidio por compasión», apunta Emi Caídas. «Son personas con un sufrimiento, tienen esa visión en túnel en la que no ven salida y piensan en el suicidio. Hay que dejar claro que estas personas no quieren morir lo que quieren es dejar de sufrir» asegura Elena Zazo quien considera que «se da más en las personas mayores». Con ellos «hay cierto tipo de emociones que no se trabajan, esas ideaciones suicidas se unen en ocasiones a la soledad y eso es muy peligroso». El que «alguien acuda y ellos lo puedan contar facilita esa descarga y que la persona siga avanzando».

Fue, estiman, para esos usuarios del programa Contigo gratificante y sirvió de ayuda los testimonios de los supervivientes de Hablemos porque, sin ir más lejos, su presidenta les quiso transmitir que «marcharse, quitarse la vida no era la solución y el dolor que dejaban en los supervivientes iba a ser mucho mayor. Algo que ellos no se habían llegado a plantear». Recuerda Emi que entre lo que les transmitió estaba el hecho de que «yo hubiera preferido llorar junto a mi hijo que hacerlo porque él ya no estaba y que es por lo que tuve que pasar». «En una situación en la que se genera un problema hay que contarlo y si es necesario llorarlo con quien lo sufre y que ese problema no se lo lleve por delante». Si se van «tienes que llorar esa ausencia».  Los testimonios como el de Emi ayudaron pero la terapia también les permitió hablar entre ellos y fue gratificante y efectivo, apuntan las psicólogas. A modo de conclusión alerta de que «Muchas veces no expresamos la necesidad que tenemos de las personas, ni lo que les queremos, ni lo que necesitamos que estén. Hay que expresar los afectos, algo que además con la pandemia no se ha hecho». Un problema añadido a todo lo que ya existía y que encima «lo ha agudizado».