El heredero, en casa del maestro

Diego Izco (SPC)
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El destino une en París las trayectorias de Rafa Nadal y Carlos Alcaraz 17 años después del primer título logrado por el balear

En el último encuentro que disputaron los españoles, en el Mutua Madrid Open, venció el murciano. - Foto: Emilio Naranjo (EFE)

En el mundo del deporte, rara vez un ídolo dice adiós sin que la crítica haya señalado a su heredero. Realmente se trata de un ejercicio de supervivencia de cualquier aficionado: buscar a quien pueda tomar el relevo ante el pánico a perder a los genios. En el caso del tenis español en particular, el tenis mundial en general, a Rafa Nadal llevan colgándole sucesores desde que se asomó a la treintena. 

Ahora parece haber llegado el nombre definitivo: Carlos Alcaraz. Un tenista 2.0 con la misma altura del genio de Manacor (185 centímetros), pero más ligero, tal vez más rápido, más fuerte… Y unas tremendas ganas de ser gigante. 

Rafa, gigante desde hace muchísimo tiempo, tiene ya 35 años y contempla la vida con otros ojos. Mantiene la misma ambición, pero el físico va pasándole las facturas de una carrera larga y exigente. Sabe que sus opciones ante las sucesivas 'hornadas' de tenistas que ha ido domando pasan por aguantar y esperar el momento. Pero Alcaraz también lo hace. Juan Carlos Ferrero, amigo y mentor, ha trabajado con mimo ese aspecto: el de minimizar la precipitación, propia y casi inevitable en 'niños' que tienen ese don y quieren correr demasiado… sin haber aprendido a andar en el gran circuito. 

Ahora, el murciano se adentra en 'territorio Nadal'. Allá donde cada ladrillo que fue triturado para originar tierra batida lleva la firma del balear. Rafa es Roland Garros: sus 13 triunfos en París son un hito sin parangón, la mayor relación entre un tenista y un Grand Slam en la historia. Para Alcaraz será apenas su segunda presencia en las pistas francesas. El pasado año logró entrar en el cuadro final superando la fase previa y alcanzó la tercera ronda (el más joven en conseguirlo desde 1992, cuando lo logró el ucraniano Andrei Medvedev), cayendo ante el alemán Struff. Ahí ya no podrá igualar a su compatriota: Nadal ganó en la Phillippe Chatrier en su primera presencia. 

Se perdió por lesión las ediciones de 2003 y 2004… y llegó en 2005 para colocar una bandera que, desde entonces, únicamente ha dejado de ondear en 2009 (Federer), 2015 (Wawrinka), 2016 y 2021 (Djokovic). 

'Carlitos' llegará como un cohete a la tierra. Es su particular ritmo de crucero de 2022, donde ha conquistado todas las finales que ha jugado: Río, Miami, Barcelona y Madrid. Títulos que añade al primero de su carrera, aquel en Umag de julio del 21 ante Gasquet. 

Prefirió 'borrarse' de Roma por unas molestias físicas ya olvidadas... algo que no le sucede a Nadal. «Me duele verle sufriendo con el deporte que ama», dijo Alcaraz. 

Rafa es especialista en salir de encerronas -su victoria ante Medvedev en el Abierto de Australia fue la penúltima gran lección del 'Matador', como algunos le conocen en el circuito-, pero llegará el día en que será su cuerpo y no un rival quien le haga doblar la rodilla. Una lesión crónica en el pie, la enfermedad de Muller-Weiss (en el escafoides, sin posibilidad de cura), es lo único que le aparta de un favoritismo casi único. «El dolor es una locura. Algún día mi cabeza dirá 'basta'», aseguró. 

Con estas condiciones y coincidencias, la llegada del alumno aventajado a 'casa' del 'profesor' ya tiene el calendario fijado: Nadal y Alcaraz solo podrían encontrarse en las semifinales (después de unos previsibles cuartos entre el balear y Djokovic). El destino ha querido que ese día, 3 de junio, el del posible cara a cara, sea el del 36 cumpleaños de Rafa. Un 3 de junio que podría ser el guiño de la historia al relevo más esperado en la historia moderna de la raqueta. ¿Otro guiño más? 

La primera vez que Nadal conquistó Roland Garros, la final se disputaba un 5 de junio. 17 años después, exactamente la diferencia de edad entre ambos jugadores, el tenis dirá si se ha producido el relevo o si 'el rey de la tierra batida' todavía tiene jerarquía y físico para sostener el cetro.