Gil Tamayo llama a los abulenses a "no ser conformistas"

Mayte Rodríguez
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En su misa de despedida como obispo de Ávila, ha apelado a la "rebeldía" de Santa Teresa para animar a los fieles a "no resignarnos para exigir lo que es nuestro, lo que es palpable que falta por una desigualdad territorial"

Gil Tamayo llama a los abulenses a "no ser conformistas" - Foto: David Castro

A José María Gil Tamayo le han resultado «poco tiempo» los casi cuatro años que ha estado al frente de la Diócesis de Ávila, de la que dice sentirse «orgulloso» y de la que se ha despedido este sábado en una misa concelebrada en la Catedral de El Salvador en cuya homilía ha confesado que «Ávila es ya un punto nuclear» en su vida, un lugar en el que se ha sentido «acompañado, acogido y querido». En esta última eucaristía como prelado de Ávila, Gil Tamayo ha estado arropado por la mayoría de los sacerdotes de la diócesis y por los obispos abulenses Ricardo Blázquez y Carlos López, así como por Jesús García Burillo, quien le precedió al frente del Obispado. Además de los fieles, han estado presentes en la eucaristía el alcalde de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, el presidente de la Diputación Provincial, Carlos García, y la rectora de la Universidad Católica de Ávila, Rosario Sáez Yuguero, entre otras autoridades. 

El recientemente nombrado obispo coadjutor de la Archidiócesis de Granada se ha mostrado agradecido con todos ellos, comenzando por el clero, al que dedicó la lectura de la eucaristía en torno a la figura del pastor. «Se desgastan hasta el límite de sus fuerzas para servir a los pueblos y a la ciudad de Ávila», ha subrayado José María Gil Tamayo de los sacerdotes de la Diócesis de Ávila. 

En sus últimas palabras como obispo de Ávila, ha apelado a «la rebeldía de nuestra Santa» para hacer un llamamiento a los abulenses a «a no ser conformistas, a no resignarnos» para «exigir lo que es nuestro, lo que es palpable que falta por una desigualdad territorial», aunque ha animado a hacerlo «no con odio, no con revancha, pero sí con justicia porque hay abulenses que se pueden quedar atrás, los que menos tienen, los que en esta sociedad pueden quedar descartados», ha dicho desde el púlpito. También ha instado a los fieles a «afrontar los retos que tenemos por delante» como sociedad y como Iglesia, entre los que ha citado «el desafío educativo de la transmisión de la fe» y también «el de los pobres» justo en un momento de dificultad para el que ha apelado «a trabajar por el bien común», que ha contrapuesto «al interés común».

Aun reconociendo las «fuertes raíces religiosas de Ávila» y el hecho de que la Iglesia siempre «mira a Ávila» por ello y por las figuras que ha proyectado al mundo en alusión a los «místicos», José María Gil Tamayo se ha mostrado partidario de no mirar demasiado «a un pasado que ha sido glorioso», sino a servirse de la fe para afrontar «una sociedad difícil» con muchos retos por delante.