Juan Ruiz-Aýucar

Quince barrios

Juan Ruiz-Aýucar


Una primavera preocupante

25/03/2022

Finalizado el invierno y recién llegada la nueva primavera, con los cerezos ya en flor decorando barrios enteros de Ávila y los principales accesos de la ciudad, nos encontramos al inicio del tercer año consecutivo desde que se declaró oficialmente en España la pandemia del coronavirus y el confinamiento domiciliario durante semanas interminables como consecuencia, que se ha ido suavizando con el auxilio de las vacunas y de las inseparables mascarillas. Ahora volvemos a encontrarnos con el final de otro mes de marzo también con sorpresas ya que se nos ha aparecido días atrás cuajado de algunos malos augurios hechos realidad, imprevistos en su mayor parte, todo ello por si fuera poco trastorno social y personal el coronavirus que venimos arrastrando. Citemos de una primera visión la inesperada realidad del grave conflicto bélico que mantienen enfrentados desde hace cuatro semanas a Rusia y Ucrania, de consecuencias temerosas y que afecta a toda la humanidad de unas u otras formas, con especial incidencia en  la incesante subida del precio de los carburantes. 
Aún más cercana en el tiempo, tan sólo han pasado algunos días recién contados desde que la huelga de miles de camioneros está paralizando el transporte y el abastecimiento de productos de primera necesidad en toda España, cuya principal y evidente consecuencia en muchos casos es su carencia advertida y padecida por los ciudadanos en su quehacer cotidiano desde los supermercados hasta las comercios y oficinas de todo tipo. Y entre unas y otras circunstancias, cada vez son más los negocios cara al público cuyos propietarios se ven obligados a reducir su oferta o incluso cerrar sus puertas en casos más extremos. 
Ya prácticamente cerrado el primer trimestre de este año con la ciudad de Ávila superando los 61.151 habitantes que tenía al llegar la pasada primavera 2021, según los datos del censo municipal, no deja de sorprender la lluvia acumulada de forma desigual en estos primeros meses del año, ya que comenzó con unos escasos 9,2 litros por metro cuadrado en enero y siguió con 1,8 litros en febrero, para dispararse este mes de marzo al  acercarse a los 90 litros hasta el día de hoy, repartidos en catorce días. Ya se verá al finalizar el año si se alcanzan los cien días de precipitaciones habidos el pasado año 2021 y su volumen de agua.
De cualquier forma, las próximas jornadas estarán mejor iluminadas en el ambiente ciudadano, aunque no sea más que por el adelanto de una hora en el horario cotidiano desde la madrugada del próximo domingo 27 de marzo hasta el último fin de semana de octubre, y seguirán en la mente de los abulenses los siempre esperados festejos de abril, que este año incluyen los actos correspondientes a la Semana Santa, cuyo domingo de Ramos se celebrará el día 10, para cerrar con el domingo de Resurrección una semana más tarde. Luego, enseguida llegará la fiesta de las Aguas en Mingorría, que deberá celebrarse el miércoles, día 20, y el Lunes de Aguas en Cabezas del Villar, el día 25, posterior a la llegada de la fiesta anual de Castilla y León el sábado 23, pero coincidente con la festividad del evangelista San Marcos, cuando sean seis las localidades que le recuerden por ser patrón local y cuya celebración en lunes servirá para que sus habitantes disfruten lo mejor posible en esta ocasión de una jornada no laborable unida al largo fin de semana. Tal será el caso de El Losar del Barco, Chamartín, El Hornillo, San Bartolomé de Béjar, Santa María del Tiétar y Tiñosillos. El calendario festivo en la provincia de Ávila lo cerrarán el sábado 30 de abril los habitantes de Santa María del Berrocal en recuerdo de su patrón el Santo Cristo, por lo que repetirán un fin de semana de tres días antes de finalizar el mes.
      Mientras tanto, procuro no perder de vista el inseparable celular portátil para no sufrir así lo que ha sido bautizado como "nomofobia", referida al miedo irracional de salir de casa sin el teléfono móvil o dejarlo olvidado en algún lugar, lo que puede provocar ansiedad y sentimiento de aislamiento e incomunicación. Se trata de un acrónimo derivado de una expresión inglesa que no está considerada todavía una patología o trastorno de comportamiento, pero que la mayoría de los medios sanitarios ya la denominan de ese modo.