Un estudio analizará cómo reacciona el núcleo de la Muralla

E.Carretero
-

A los sensores que controlan en tiempo real lo que ocurre en el monumento, se suma una monitorización con ondas sísmicas para conocer como afectan el calor o la humedad al interior

Un estudio analizará cómo reacciona el núcleo de la Muralla

La Muralla de Ávila cuenta, desde el año 2015 y gracias a un proyecto de la Fundación Santa María la Real en colaboración con el Ayuntamiento, con un equipo de sensores que monitorizan en tiempo real lo que ocurre en el primer monumento, recogiendo información continúa sobre temperatura y humedad tanto del exterior como del núcleo. Un sistema que desde este año se completa con un nuevo estudio que, a través de ondas sísmicas superficiales, tiene el objetivo de conocer cómo afectan esas temperaturas y la humedad al núcleo del monumento, a la vez que saber de qué está compuesto el relleno de la Muralla. 

«Damos un paso más», aseguró la teniente de alcalde de Empleo, Industria, Comercio y Turismo, Sonsoles Prieto, al hablar de este nuevo sistema de monitorización que busca conocer los cambios que debido a agentes externos, a la meteorología o al paso del tiempo se producen «en esa parte del monumento no visible» a simple vista. Así, explicó la responsable municipal de Patrimonio que gracias a este sistema se puede conocer si la Muralla tiene «oquedades o si está totalmente maciza o cómo influye el agua o las temperaturas en el comportamiento del núcleo». 

Este estudio geofísico, que se suele emplear en taludes o a la hora de elegir materiales con los que compactar carreteras, se utiliza aquí de forma pionera para el estudio de monumentos y en este caso de la Muralla, que en este estudio se analiza «como si fuera una montaña más», como explicó Javier Carrasco, responsable de la empresa Técnicas Geofísicas, encargada de realizar esta monitorización consistente en la emisión de una onda sísmica  que viaja en profundidad y que envía una respuesta. Así, explicó Carrasco, en el caso de «materiales homogéneos, como las rocas, la onda viajaría muy rápido y la respuesta sería muy rápida también, si bien ante la presencia de materiales más arenosos y más sueltos la onda tendría diferentes refracciones que harían que la respuesta fuera más lenta». «Buscamos ver si hay cambios de materiales en el núcleo de la Muralla y qué rellenos se han realizado en los diferentes siglos», apuntó el responsable de este estudio que comenzó a realizarse a principios de año y que se repite cada tres meses con el objetivo de comprobar «cómo va fluctuando el núcleo en función de las distintas condiciones meteorológicas».

«Buscamos, con la variación de temperatura, y con los sensores de humedad que ya están colocados, ver si el cambio de humedad que recibe el núcleo afecta a los materiales», explicó Carrasco al hablar de esta técnica que también permitirá conocer dónde está apoyada la Muralla para saber si el material es «competente» y predecir si puede haber un problema  como pudiera ser, por ejemplo, que el secado importante del núcleo que se produce cuando llega al calor deja el relleno como si fuera una esponja, lo que podría derivar en «pequeñas socavaciones y hacer que en las paredes se produzcan caídas o que al expulsar el agua los morteros se vayan disolviendo». 

Se trata de una técnica «complementaria» a los sensores instalados en cuatro zonas diferentes de la Muralla y centrado en el núcleo, formado por material de escombro. 

«Es fundamental tener datos en tiempo real para poder analizar realmente lo que está pasando en la Muralla y cómo se comporta, ya que aunque es verdad que se ha mantenido durante 2.000 años los cambios de clima y las patologías afectan», reconoció Rosa Ruiz Entrecanales, la arqueóloga municipal, a la hora de destacar la aportación que la tecnología supone en este objetivo. «Con estos sistemas pretendemos detectar problemas y poder dar una solución antes de que se dé una patología o, incluso, de que se caiga un trozo de Muralla», apuntó la arqueóloga.