Begoña Ruiz

Reloj de arena

Begoña Ruiz


La clave está en el campo

13/02/2022

Hoy es el día de las elecciones de Castilla y León y debemos votar a los representantes a las Cortes, algo complejo, dado el panorama político que nos rodea. Por un lado, están los candidatos de los partidos nacionales, tan anodinos para no eclipsar a sus lideres (como hizo Ayuso con Casado) que cuesta reconocerlos; por otro lado, están los partidos localistas cuyos intereses son solo los de su provincia. Hay demasiada rivalidad comarcal y poca cohesión autonómica.
La precampaña ha estado llena de oportunismos, promesas rancias y disfraces. Unos se han apuntado el logro del acelerador lineal en Ávila para enfermos de cáncer con necesidad de radioterapia (resultado de la continua lucha de los enfermos, sanitarios y población que apoyaba este proyecto), otros prometen un museo de Semana Santa en Ávila y escaleras eléctricas desde la zona sur al Grande, pero lo más terrorífico fue ver la España Vaciada llena de políticos vestidos de señorito cazador con chaleco verde y pantalón de pana. Confieso que me asusté por si debo contestar: "sí, señorito, lo que mande, el señorito", como Paco el Bajo, en Los Santos Inocentes, y vuelven aquellos tiempos de miseria y servidumbre. 
Según las estadísticas la llave  del poder va a estar en la Castilla rural y quizás es un buen momento para recordar a los futuros diputados las carencias que estamos sufriendo: Algunos autobuses no se detienen en pueblos por los que pasan, luego, esas personas se quedan sin transporte público, los consultorios siguen cerrados todos los días a no ser que se avise al médico, los hospitales de localidades grandes están siendo desmantelados, de manera que los pacientes deben desplazarse hasta la capital, faltan pediatras,  no se gestiona bien el agua y los agricultores tienen dificultad para regar, los monumentos  históricos se deterioran por la desidia, las minas siguen acechando el campo, los incendios queman los montes y pastos  como el que asoló nuestra sierra, el pasado verano.
Creo que los políticos, desde su posición privilegiada, podrían resolver muchos de estos problemas, empezando por dignificar la profesión de agricultor-ganadero, ya que es una de las más importantes, por su aportación al planeta. Aparte de proporcionar alimentos, puede disminuir el calentamiento global que estamos sufriendo. Se debería premiar el pastoreo   para que los rebaños ramoneen y limpien el campo y así evitar los gigantescos incendios antes de que ocurran. Convendría recompensar el cultivo de legumbres, pues producen grandes beneficios al medioambiente: fijan el nitrógeno en la tierra, reducen las plagas, mitigan el uso de productos químicos y fertilizan el desierto en el que se está convirtiendo el suelo.  
En estos días se están planteando, en Europa, incluir a la energía nuclear dentro de las energías verdes para que se beneficien de subvenciones y lo que es realmente ecológico como la agricultura y ganadería se ignora o se desprecia. La vida brota en el campo.