Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


Ucrania: la ley del más fuerte

03/05/2022

Alguien ha escrito que la guerra de Ucrania presagia una tercera guerra mundial, del mismo modo que la guerra civil española presagió lo que luego sería la segunda guerra mundial, de amarga memoria.También ahora nos enfrentamos al mismo dilema: una guerra justa, pero devastadora, como fue aquella, o un armisticio injusto aunque rápido, que sacrifique la dignidad de Ucrania, pero que desactive la amenaza de una destructora guerra nuclear.
Últimamente planea la sombra negra de que Rusia acabe usando armas químicas o nucleares. O ambas. No lo quieran los dioses. Sería un desenlace devastador para todos. Sin embargo, sí se está imponiendo como un lugar común de todos los análisis el hecho de que la temeraria aventura bélica de Putin sobre un país soberano abre el camino hacia un nuevo orden mundial donde las democracias ceden terreno ideológico y geopolítico a los regímenes autoritarios.
Nada raro. Un fruto lógico de lo que está ocurriendo demasiado cerca de nuestras tres colinas culturales (Acrópolis, Capitolio y Gólgota). Justo delante de nuestros ojos, a veces también demasiado indiferentes. Me refiero a la normalidad y el distanciamiento con los que estamos asumiendo la matanza de civiles y el atropello de los valores europeos instalados después de la segunda guerra mundial.
Digámoslo pronto: el acobardado bloque Europa-EEUU-Canadá (léase OTAN), no quiere-no puede parar los pies a Putin. Y este no poder-no querer es el más explícito reconocimiento de un retorno a la ley del más fuerte. Es decir, la ley del que tiene la fuerza sin tener la razón. O una aplastante mayoría.
Lo cual nos remite al dicho medieval que corría en el reino de León a este lado de la frontera del Duero: "Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos". Al menos por la población acogida a los colindantes regímenes autoritarios de Rusia y China, por encima de los mil quinientos millones, frente a los 480 millones de la Europa asociada en la UE en torno a los valores de la democracia.
"No tengamos miedo a Putin". Esa frase de Zelenski, pronunciada por el presidente de Ucrania antes las Cortes Generales del Reino de España a finales de marzo, traslada el mensaje de que la fe en la democracia y sus valores es más fuerte que la lógica de un tirano. Es la lección del hombre que redime a Europa de la mala conciencia por haber estado tocando la lira mientras Putin afilaba las garras.Esas palabras tocaron el nervio de la zona dolorida de una Europa acomplejada. Y cursaron como aviso para navegantes: "Si Ucrania cae, Europa también caerá".