Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


El paseo navideño ‘invernoprimaveral’

29/12/2022

Como si fuera una rutina tradicional tenemos la costumbre de dar un paseo el día de Navidad desde el camino verde que parte de La Viña, hacia la presa de fuentes claras, pasar por el muro del embalse y regresar por el puente de madera junto al Lienzo Norte, o hacer algo más largo el camino subiendo hasta los Cuatro Postes y regresando por el puente romano sobre el Adaja.

Este año la climatología ha acompañado más de lo esperado, algo que aunque en principio es mucho más agradable que hacerlo con unos cuantos grados bajo cero, no es muy positivo y demuestra lo que algunos dicen: "el tiempo está loco", o lo que otros afirman: "el cambio climático ha llegado para quedarse". El resultado es que con el calorcillo de la mañana se tiende a caminar más lentamente, contemplando todo lo se encuentra a tu alrededor y observar, con más detenimiento, lo que hay a tu derecha, a tu izquierda, abajo y también arriba para ver las nubes si es que las hay, o algún ave que sobrevuela tu cabeza.

Visualizas también a otros caminantes que parecen compartir hoy semejante rutina, porque otros días no nos habíamos encontrado con tanta gente. Algunos van corriendo a buen ritmo; hace no muchos años, eran cuatro 'raritos' que llamaban la atención; hoy los extraños y divergentes somos los que vamos caminando en lugar de corriendo, en ocasiones por la falta de práctica o por la edad que no nos permite excesos de este tipo sin el adecuado entrenamiento.

Además te cruzas con numerosas personas acompañadas de mascotas perrunas, algunas escoltan a su amigo humano también al trote, sobre todo los más activos como pastores alemanes o border collie a los que no hay quien los canse debido a su dinamismo genético que los hace casi inagotables.

Unos humanos pasan a tu lado mirándote a los ojos, casi chocándose contigo y no se dignan ni a darte los buenos días, en un mundo en el que la palabra se está perdiendo poco a poco y se sustituye por la tecla del móvil. Otros por suerte parecen más amables y te saludan aunque no te conozcan de nada.

Mientras deambulo por el camino 'verdoso', sigo observando y pensando casi en voz alta... Al llegar cerca del CITES veo unos cuantos pinos piñoneros sembrados junto a él cuya copa está invadiendo el recorrido porque nunca han sido podados, y dificultan tanto el caminar de los que vamos a pie como el circular de las bicicletas que utilizan esta senda con bastante frecuencia. Estas resinosas necesitan urgentemente un buen aclarado en su parte baja, no sólo para que no irrumpan en este sendero, sino también para que el árbol se desarrolle convenientemente. Observo además cómo algunos cedros plantados por aquí, han muerto, creo, por exceso de humedad, porque el tubo de riego parece estar roto en algunos, y sus alcorques están siempre llenos de agua, y han ocasionado probablemente la pudrición del cuello del árbol y sus raíces.

Seguimos caminando y al pasar por el centro de pretratamiento de la EDAR notamos, como de costumbre, el pestilente aroma del agua pútrida del Adaja por aquí, pero lo que más nos llama la atención es la cantidad de gente que circula por la carretera y los coches que van hacia la presa. ¡Qué raro! En casi ningún paseo matutino de los muchos que hacemos nos hemos encontrado con tanto personal…

Al llegar cerca del muro del embalse de Fuentes Sucias "perdón, Fuentes Claras" resolvemos el misterio ya que no recordábamos qué pasaba hoy (¡esta cabeza!): hay un Triatlón que celebra la Tercera Travesía de Navidad, y ya desde lejos contemplamos ahora los numerosos automóviles aparcados, así como los medios desplegados para el acontecimiento. Una divertida prueba, sobre todo para los que la contemplamos desde lejos, y todo un reto para las y los valientes que se enfrentan a la misma, no sólo por la excesiva frialdad del agua, aunque este año sea algo menor que otros, sino también por el valor que hay que tener para nadar en semejante caldo contaminado y procurar no tragar ese líquido mientras das brazadas.

Después de contemplar parte de esta interesante prueba, seguimos caminando en dirección al Puente Adaja. Varios cormoranes se sumergen a nuestro paso como excelentes buceadores que son; unos pocos azulones nadan reflejando su cuello verdoso en el agua del embalse, y un par de gallinetas se esconden entre las espadañas cuando nos acercamos.

Fue una mañana de Navidad luminosa, con el típico cielo azul y limpio de Ávila.

Que el año que se aproxima les sea propicio a todos nuestros lectores. :-)