Pablo Serrano

CARTA DEL DIRECTOR

Pablo Serrano


Un pacto por Ávila

22/01/2023

Pienso muchas veces qué circunstancias han de darse para que se pueda formalizar un pacto en lo que lo relevante sean los beneficios para la provincia y no tanto cómo se promueven, y mucho menos quienes lo lideran. Lo del servicio público, un concepto que arrastra tanto contenido detrás, se ha convertido en una banalidad a base de repetirlo una y otra vez, ha perdido fundamento, y de aquellos posos, estos lodos.
A ver, lo fácil es hacer un pacto de voluntades. Pero claro, en este mundo tan global es complicado tomar decisiones sobre grandes asuntos desde una minúscula provincia como es Ávila. Dependemos, y es razonable reconocerlo, de un entidades supraprovinciales, que tiene la obligación, necesidad y deber de mirar dónde estamos y qué beneficios se pueden aportar desde esta tan diversa tierra castellana, que guarda límites provinciales más que interesantes. Por lo tanto, la primera necesidad de ese pacto pasaría por sensibilizar de las potencialidades, quizás sin las penalidades a las que estamos tan acostumbrados a reiterar, y de donde emergen asociaciones o grupos políticos sustentados sobre el cabreo del inconformista.
El caso es que hace unos días (obviando nombres, instituciones y contexto al máximo, porque no es lo relevante), en mesa de bar con varios interlocutores, en los que se nos daba cuenta de un proyecto a desarrollar (dicho sea: sobre el sustento de la propia esencia abulense y las grandes capacidades de esta tierra, sus paisajes y su historia), salía el tema de las competencias, las rivalidades políticas, los territorios, la necesidad de unidad… y alguien apeló a ver qué pasaba en las próximas elecciones municipales. Y un tercero apuntó que eso era lo triste de todo esto, que se sitúa la confrontación por delante del interés general, a lo que el resto de comparecientes asintieron sin dudarlo.
No hay que volverse locos, hay unos llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible, que estableció en 2025 la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se pretenden alcanzar en 2030 y que debería guiar la ruta de las políticas públicas, con el apoyo de buena parte del abanico parlamentario. Así visto bien puede ser un punto de partida para negociar sobre el papel una provincia y una capital con más futuro y sostenible para todos. Pues que sea un arranque, porque en la coincidencia está el crecimiento, y no en la división y la confrontación. No parece tan complicado entenderlo, aunque algunos se empeñen en lo contrario. Ávila ha de seguir ganando población, se tiene que rejuvenecer, y ha de encontrar una meta hacia la que caminar.
Aunque claro, que esto de 2030, me recuerda cuando este humilde director hablaba hace años de que se diseñara un proyecto basado en la formación, la cultura y la propia historia para el desarrollo de esta ciudad y esta provincia mirando a 2020, y ya estamos en el 23, y por muchas crisis, pandemias, guerras y demás a las que se quiera echar la culpa, la realidad es que estamos como estamos, y con pocos visos de cambio a corto plazo.
Tras este breve momento de ensoñación, vuelvo a poner los pies en la tierra para ser consciente de lo que realmente sucede alrededor, que por mucho que me empeñe está lejos de esta ilusión. Volvemos al barro.