El redondeo de yemas, a través de una ventana

M.M.G.
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La empresa Santa Teresa celebra los 101 años del primer registro de su marca sacando a la calle una tradición que se mantiene a pesar del paso del tiempo y que sorprende al paseante

El redondeo de yemas, a través de una ventana

Un, dos, tres, responda otra vez. Por 25 pesetas, dígame postres típicos de Ávila. Estamos convencidos de que el primero que se les viene a la cabeza son las yemas de Ávila. El nombre de nuestra ciudad está ligado desde siempre a estas delicias de huevo que los turistas buscan en cada una de sus visitas y que los abulenses tenemos la inmensa suerte de poder disfrutar siempre que queremos.

Y si hablamos de este postre, resulta también casi inevitable hablar de Santa Teresa, la centenaria empresa abulense que ha llevado este postre a lo más alto y que estos días está de celebración: la de los 101 años del primer registro de su marca 'Yemas de Santa Teresa'.

Y qué mejor manera de celebrar la fecha que acercando a todo el mundo la elaboración de las yemas. Se hacen a mano. Una a una. De manera tradicional y artesana y poniendo todo el cariño en ello.

Nos lo explica Rodrigo, empleado de Santa Teresa y el valiente que estos días se 'planta' en el escaparate de la tienda de José Tomé y muestra a todo aquel que pasa por delante cómo se elaboran las yemas.

«La yema sólo lleva yema de huevo y azúcar», comienza a explicar a Diario de Ávila los dos únicos ingredientes de un postre que se prepara en todas sus fases de manera manual.

Con yema y azúcar se consigue una masa o cuajada, como también la llaman en el obrador, que es la que, después de reposar durante 24 horas, se moldea como si de plastilina se tratara para dar forma a las yemas.

«Es el boleado», prosigue hablando Rodrigo, que se ayuda de azúcar en grano para darles forma y que emplea azúcar glass en la fase final del proceso.

Nos cuenta Rodrigo, que lleva cinco años elaborando yemas, que en un día normal, del obrador de Santa Teresa salen unas mil cajas.

Y muchas de ellas llevan 'la firma' de Paco, otro empleado de Santa Teresa que está a punto de jubilarse y que calcula que durante toda su vida laboral en el obrador ha podido producir entre doce y 13 millones de yemas.

«Mucha gente piensa que las yemas se hacen mediante un proceso mecanizado», nos explica IsabelLópez Resina,CEO de Santa Teresa, que apunta que lejos de eso, en el obrador hay diez personas, en temporada alta más, elaborando, una a una, cada yema que turistas y abulenses terminan llevándose y disfrutando en casa.

«Al hacerlo de manera manual conseguimos una suavidad y una delicadeza que de otra manera no se logra», apostilla López Resina.

Y así, de manera manual y en un mundo en el que prima la producción en cadena y la cantidad sobre la calidad, no es de extrañar que el trabajo artesanal llame la atención. Y que durante estos días hayan sido cientos las personas que se han detenido frente al escaparate de Santa Teresa para ver cómo Rodrigo o Paco dan forma con sus manos a esta delicia abulense.