Las llamas que asolan Castilla y León desde el pasado lunes dieron durante la jornada de ayer un respiro a la Comunidad, que arde por su flanco oeste, a pesar de que las previsiones de altas temperaturas hacían pensar en una jornada tan dura o más que la del viernes. Lejos de la catástrofe medioambiental y el riesgo para varios municipios de la pasada jornada, la quincena de incendios activos en la Comunidad han continuado con su acción, pero a un menor ritmo, y desde el operativo antiincendios reconocen que existen «condiciones favorables» para la estabilización de unas llamas. Ahora, miran al cielo a la espera de que los vientos cesen unas embestidas que durante las últimas jornadas han descontrolado multitud de fuegos y desbocado lenguas de llamas hacía terrenos controlados. Solo durante este sábado las llamas causaron al menos dos heridos en el dispositivo desplegado y un tercero al defender una vivienda en Torre Val de San Pedro (Segovia).
Pese a la multitud de incendios que actualmente asolan Castilla y León, los de Monsagro (Salamanca) y Navafría (Segovia) –ambos en nivel 2– siguen acaparando la mayoría de medios de extinción, aunque a última hora de ayer un fuego declarado en Cebreros (Ávila) obligó a cortar una carretera y presentaba una propagación «extremadamente rápida».
Al cierre de esta edición la Comunidad todavía contaba con estos dos incendios en nivel 2 de riesgo, seis en 1, además de otros tantos activos en nivel 0, según los datos facilitados a lo largo del día por la Consejería de Medio Ambiente. El fuego de Monsagro, que lleva ya seis días abrasando tierras charras con una superficie estimada de destrucción de 2.100 hectáreas, dio ayer por primera vez una jornada de tregua con «características favorables a la extinción», tal y como reconoció el consejero del ramo, Juan Carlos Suárez-Quiñones. Prueba de ello fue el regreso a sus casas de los vecinos de Morasverdes, población evacuada este viernes, mientras que los de Monsagro y Guadapero, siguen fuera de ellas a la espera de que mejor las condiciones en una jornada en la que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, visitó el puesto de mando.
El otro incendio en nivel 2 al cierre de esta edición era el de Navafría, a los pies de la Sierra de Guadarrama, que ya se ha llevado por delante mil hectáreas, y obligó este viernes a desalojar a los vecinos de las casas más cercanas en Torre Val de San Pedro, que aún no han regresado. Fuerzas de la UME se desplazaron hasta el terreno para ayudar a las tareas de extinción, donde el operativo espera una rápida estabilización, ya que «las perspectivas no son desfavorables». Unas tareas que ayer visitó la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Esa visión positiva también se intuye en los incendios zamoranos de Figueruela de Arriba, en la Sierra de la Culebra, y Roelos de Sayago, que han descendido su peligrosidad de nivel 2 a 1 y cuentan ya con menos medios en intervención después de que en la jornada previa avanzaran sin control muy próximos al fuego que hace un mes calcinó 25.000 hectáreas en esa provincia.
Por otra parte, en la vecina provincia de Salamanca, el fuego de Candelario, en la Sierra de Francia, que suma ya 712 hectáreas abrasadas, permanecía activo en nivel 1 de peligrosidad. Sin embargo, según el parte de la Junta «evoluciona favorablemente».
Una situación diferente a la que sufre la provincia de Ávila, donde las llamas originadas en Navalonguilla se vieron espoleadas por unas condiciones meteorológicas «extremas» que han complicado un incendio que lleva ya activo desde el martes, y en el que existe riesgo de que afecte a masas arboladas en una zona de difícil acceso. También en Ávila, durante la tarde de ayer se decretó un nuevo fuego, en Cebreros, que obligó a cortar al tráfico la carretera AV-503 y presentaba una propagación «extraordinariamente rápida». Por último, continúa activo y en nivel 1, el incendio de Paradaseca, en Villafranca del Bierzo (León).