Una amenaza que mantuvo en vilo a la comarca

I.C.J. / M.M.G.
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Alcaldes, representantes de las administraciones y muchos vecinos no pudieron pegar ojo ante un horizonte teñido de rojo y con previsiones poco halagüeñas. La tragedia es grande pero sobrevuela el sentimiento de que pudo haber sido peor

Una noche demasiado larga y cargada de sobresaltos - Foto: Atbrif ICAL

Sin duda, la noche del viernes al sábado apuntaba a que iba a ser muy larga: vecinos echados a la calle, sin poder dormir y avistando un horizonte teñido de rojo y que subía grados de temperatura en Cebreros y El Tiemblo, los dos grandes damnificados por el incendio desencadenado un fatídico 6 de agosto y que 24 horas después seguía activo y en nivel 2. Por supuesto junto a los vecinos, sus alcaldes y representantes de otras administraciones y, frente a las llamas, un amplio operativo al que han querido mostrar su agradecimiento los responsables municipales, a todos sin exclusión. Un gracias muy sentido porque en sus palabras se intuye que se esperaban un resultado incluso peor. 900 hectáreas (oficialmente) quemadas son una tragedia, pero a tenor de lo que advertía la Subdelegación poco antes de la medianoche hace pensar que las cosas podían haber sido mucho más terribles. Esas advertencias de la Subdelegación informaban de que una vez que habían desaparecido los medios aéreos era el tiempo de trabajar sobre un terreno muy complicado además de que el «fuego tiene mucha virulencia, muy convectivo, con un  comportamiento muy explosivo y actualmente con un gran perímetro. Y es que la zona de trabajo, próxima al embalse del Burguillo, es una zona muy compleja por su orografía y  pedregosidad, destacando la elevada pendiente de la ladera y su dificultad de acceso». Además, dentro del entorno del incendio hay diferentes poblados y edificaciones  agropecuarias. El combustible está formado principalmente por enebros con pasto y chaparra, materiales muchos de ellos muy inflamables y resinosos». Lo dicho: pintaba francamente mal, no en vano se pidió la intervención de la UME que llegó pasada la medianoche y que se puso manos a la obra con varios centenares de profesionales más. No había tregua, pero la sensación es que dieron el callo.

Siguiendo el avance del fuego, sin poder dormir, los alcaldes. Hablamos con el de Cebreros, Pedro José Muñoz, a primera hora de la mañana y no duda en decir que la noche había sido «malísima», muy en la línea de las declaraciones del delegado de la Junta, José Francisco Hernández Herrero, con el amanecer y que calificaba de «durísima» la velada y «llena de sobresaltos». Malísima para el regidor cebrereño porque estimaba que la mayor afectación estaba en su término, en un Cebreros que retiene en la memoria los otros dos grandes incendios sufridos en su historia reciente. Por ello, quizá, el pánico, como las llamas, rodeó a Cebreros y a sus habitantes y más porque con la noche «no sabes a ciencia cierta cuánto de cercano están esas llamas». Miedo, mucho, pero también agradecimiento, el de este alcalde, a los profesionales que se han centrado «en lo principal». Y eso era evitar que las llamas afectaran a la población, lo primero, «pues éstas avanzaban a una velocidad inusitada y con una virulencia tremenda y había que pararlas» pero también a esa naturaleza privilegiada que tienen a su alrededor. Se ha conseguido salvar la zona de robledal y de pino contigua a lo que se ha quemado y ése era también uno de los objetivos que se consiguió. En definitiva, lo que se ha quemado en su término es, ante todo, un monte de enebro que aunque no deja de ser trágico, medioambientalmente no lo era tanto como lo que se ha conseguido salvar. 

Fue precisamente Muñoz el primero en apuntar a que éste sería un gran incendio, de mucho más de 500 hectáreas que determinan esa catalogación. Esa afectación al término de Cebreros se circusncribe especialmente a una zona entre carreteras, la que les conecta con El Tiemblo y la que va hasta el pantano de El Burguillo desde su municipio. Un área muy extensa y un monte precisamente que está encima de esta vía y que «se ha destruido de forma sustancial». También detallaba que la zona que ardió es «de ladera, muy apreciada también para el cultivo de viñedo» y ahí también apunta que habrá afección porque ya el día anterior comprobó que algunas cepas se habían quemado. Habrá que esperar, pero será el sector del vino y la DOP Cebreros otro de los damnificados por el fuego aún sin apagar. 

Contactamos con la DOP también para tratar de cuantificar los daños, que los hay, pero aún es pronto para valorar porque «hay viticultores que no han podido acercarse a ver sus propiedades porque las carreteras de acceso han estado cortadas». Algunas se han perdido, en otras habrá que ver cómo las ha afectado el calor y el fuego, cuyo olor impregnará la uva. Habrá que esperar, aunque hay un dato curioso y es que en muchos casos a lo largo y ancho de la superficie quemada se puede comprobar como casi como un «oasis» aparecen los viñedos. Verde entre negro. Han actuado de cortafuegos naturales. Una gran labor que ha hecho ese terreno.

También reflejamos la reacción de Henar González, alcaldesa de El Tiemblo. Su noche no fue ni mucho menos mejor que la de Muñoz y como éste no duda a la hora de agradecer en su nombre y el de todo el pueblo la labor de «quienes están arriesgando sus vidas para acabar con el fuego que a estas horas asola los términos municipales de El Tiemblo y Cebreros». Después de permanecer toda la noche en el puesto de mando, González quiso mostrar su más profundo agradecimiento «a todas las personas que desde uno u otro lugar están ayudando a controlar un incendio que está sembrando la desolación en los aledaños de la Villa». Agradecimiento y aplauso por la «rápida actuación de la Junta de Castilla y León, el apoyo de la Comunidad de Madrid, del Ministerio para la Transición Ecológica y de la Diputación Provincial, así como de las fuerzas y cuerpos de seguridad». Por supuesto no se olvidó del «valor y la entrega de los miembros de Protección Civil, de los bomberos voluntarios de El Tiemblo, que han permanecido durante 12 horas al pie del cñón, a la UME y a voluntarios llegados desde otros municipios de la provincia que se han volcado para extinguir las llamas». Tras la noche, tan dura, la regidora se mostraba esperanzada en que la situación quedara bajo control y alababa el comportamiento ejemplar de sus vecinos.