A la espera de los grupos

B.M
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Aunque desde la Federación de Hostelería no se hace un mal balance del verano (mejor en el centro que en la periferia), la falta de viajes colectivos sigue lastrando las cuentas. Además, los hoteles están siendo «los grandes olvidados», aseguran

A la espera de los grupos - Foto: Isabel García

Ya se va percibiendo en el ambiente que habrá pronto cambio de aires. Ese mismo aire que dejará el calor del verano en el recuerdo para enfriar el ambiente con el otoño y el invierno. Por eso es un buen momento para hacer balance en un sector que se ha visto especialmente castigado por la pandemia de la covid-19, el de la hostelería, y conocer cómo ha sido para ellos el verano.

La palabra la tiene Víctor Gómez, de la Federación de Hostelería, que dice que ante un verano que no se sabía muy bien como iba a discurrir, finalmente ha sido «en definitiva bueno, sobre todo para los locales del centro porque ha habido afluencia de gente, de turistas». En el caso del extrarradio y los barrios parece «que no ha sido tan bueno a pesar de que estaban las terrazas llenas porque muchas veces no es reflejo de lo que luego es la facturación».

El principal problema que encuentran es que «los grupos no han llegado ni se les espera de momento y hay hoteles grandes, con muchas camas, que no se han podido ocupar porque se ocupaban de golpe con los grupos». Han venido parejas, dice, y han consumido «quizá no con la soltura en la que se consumía prepandemia por la incertidumbre».

Para ellos queda mucho por remontar, sobre todo en los hoteles, que no han tenido ninguna ayuda. «Los hoteles son los grandes olvidados», insiste, sin ayudas. En hoteles, aunque el turista ha visitado, al ser de forma individual, sin grupos que venían otras veces, supone «una pérdida inmensa». Porque se está hablando de grupos, por ejemplo del Imserso, que dormían en hoteles y comían en restaurantes. «No es lo mismo meter de dos en dos en un restaurante que meter 40, con un grupo asequible que a lo mejor come un poco más barato pero es un menú más cerrado y a nivel oxígeno económico eran importantísimo». Por ello no duda en decir que estos grupos «tienen que regresar» y se espera que lo hagan lo antes posible, siempre con las medidas que se exijan porque los necesitan.

En otro tipo de establecimientos de hostelería «las terrazas se han visto llenas y el ambiente era muy positivo pero, al final preguntas, y no es tanto como se pueda ver de vida en una terraza. Pero sin negar que la gente ha querido salir e incluso apoyar a la hostelería» mientras ellos han contribuido a que la gente pudiera socializar «que es importante para las cabezas de todos» al poder salir a bares y restaurantes y hablar con otra gente.

Eso es lo que ha facilitado que se viera buen ambiente en la ciudad.

críticas. Asegura el representante de la Federación de Hostelería que han sido un sector «sobrecastigado, sobre todo por la Junta de Castilla y León» a pesar de que creen que ellos han sido parte de la solución. Critican que no han querido apoyarse en ellos, especialmente con el ocio nocturno, y lo que está pasando es que «el Ayuntamiento de Ávila no quiere controlar los botellones ni las fiestas privadas, el Gobierno, responsable de la Policía Nacional, tampoco está haciendo lo suficiente para que dentro de cada ciudad hacer que los botellones tan fácilmente reconocibles y evitables no se permitan». 

Al final, reflexiona, si cierras un bar a las 00,00 o la 01,00 y no dejas que la gente esté en terrazas, se va a recurrir al botellón y fiestas privadas en interiores. Cree que se podía haber intentado dar cierta normalidad controlada y hubieran sido parte de la solución. Y por ello piensa en bares concretos, aquellos que no tienen terraza o casi mesas y cómo les han afectado todas las restricciones. Y había opciones, al menos en su opinión, con la barra con una separación para «dejarles sobrevivir».

Lo que quieren, en definitiva, es reivindicar «ese exceso de castigo que se nos ha impuesto cuando éramos unos aliados buenísimos» porque son «gente responsable» con establecimientos donde se puede controlar como no se puede hacer quizá en un parque.

Asegura que notan a la gente con ganas de apoyar a la hostelería porque al final ha sido un tema «político y de mala gestión de ellos y eso la gente lo vive y lo sabe, que era insoportable». Y ha derivado en una situación muy complicada para ellos, la de tener que endeudarse o cerrar, lo que significa que no solo han perdido estos dos años sino que el nivel de endeudamiento corresponde a créditos a cinco o diez años, dependiendo de cada uno.