José Ramón García Hernández

Con la misma temperatura

José Ramón García Hernández


¿Hay españoles en el cielo?

13/11/2022

La conversación me la sirve en bandeja mi buen amigo Arni, genuino islandés, con un auténtico gusto por la historia y con una sinceridad en cada diálogo que se ha convertido en una verdadera arma de destrucción masiva.

Me remite a un podcast sobre los conquistadores y se basa sobre una plática previa sobre lo que ambos esperamos cuando traspasemos el umbral del final de la vida. Simplemente le pregunté qué creía que vería cuando nos toque algo que él mismo calificó "como la única certeza humana". Y como me respondió al día siguiente con esta fábula que nos provocó muchísimo por su ingenio y por su humor negro, se la voy a relatar.

En esas estamos con Inga, Kristin y Carlos cuando trae a colación una anécdota atribuida a Hatuey, por ni más ni menos que Bartolomé de las Casas. Hatuey es un indio taíno que vive en los territorios de lo que se denominó la Española, hoy Santo Domingo y luego pasa a Cuba a principios del siglo XVI, y muere en 1512 luchando contra los conquistadores. Todavía no está claro su título como revolucionario, pero ya se le van sumando adeptos. Y digo que no está claro, porque como todo en la historia hace falta fuentes fidedignas.

Pero vamos al tajo. Por lo visto, Hatuey emprende una lucha de guerrillas contra los españoles conquistadores "cuyo único dios es el oro". Y cuando se le atrapa después de guerrear con fortuna irregular, se le va a quemar en una hoguera. El episodio narrado por de las Casas, remite a que preguntado en el momento de la muerte por un Fraile (que este si ha pasado anónimo a la historia y estar allí en 1512 me parece digno de mención, al menos para combatir que no hay más dios que el oro) si quería abrazar la fe cristiana, y entiendo que arrepentirse, porque si no hay poca profesionalidad en este fraile ignoto. Hatuey profirió una pregunta: ¿Hay españoles en el cielo? Parece ser que en ese momento que debía de ser de misericordia, al Fraile, que también debía ser muy humano, le mordió la soberbia y le espetó: - Pues claro que hay españoles en el cielo. A lo que el cacique Hatuey profirió: - "prefiero entonces pasar la eternidad en el infierno alejado de gente tan cruel" y por lo visto este es el final en vida del Jefe.

No dejan de asaltarme dudas, más infantiles y más maduras, que les someto a su buen juicio, sobre todo porque ya al final con tanta gaita que soplamos creo que hiperventilo con los temas y los retrovisores y los expertos. La primera duda infantil que me asalta es si el Fraile no le dijo que era muy probable que en el infierno no se librara tampoco de los españoles, porque visto lo visto, y aún confiando ciegamente en la Misericordia de Nuestro Señor, algunos se lo ganan a pulso.

A lo mejor esto hubiera provocado otro final para Hatuey, pero disculpo al fraile porque no se puede acertar siempre a tiempo. Ni los españoles aspiramos a esto.

Las dudas más maduras tienen que ver con que de la Casas parece que siempre citaba historias sin soporte documental. No quiero insinuar que no fueran ciertas, pero les falta algo básico para alejarse del rumor. Lo más complejo es admitir que se le quemase en una inhumana hoguera. Esto era una pena capital atroz y que se reservaba para un proceso tras un juicio obligatorio en el que se hubiera puesto en tela de juicio "verdades de la fe" y yo creo que la no "presencia de españoles en el cielo" no es todavía un dogma, aunque tampoco veo a nadie trabajando en ello. Y además antes de la hoguera, el proceso se basaba en las posibilidades de retractarse. Otra de las dudas más tremenda tiene que ver con el Fraile fuera de sí, siendo él quien aplicase la pena capital, lo que sólo podía realizar el brazo civil, qué vaya forma de usar una metonimia. Al final lo que queda es que los conquistadores, lo que hicieron mal o muy mal, y esto esconde lo regular, bueno o muy bueno que se hiciera. Pero ya sé que el horno no está para todos los bollos.     

Desde luego, de estas cosas, como de algunas, tengo pocas dudas. De otras, sin embargo, la duda tiene que cabalgar sobre los lomos de la humildad, porque simplemente, no sé, no me fío de tantas cabriolas, o me da un poco de repelús pensar en realidades paralelas. En mi historia personal, sí que puedo afirmar que cada vez que nos juntamos españoles, siento y saboreo un poquito de lo que creo que será el cielo y creo que mis amigos, en esto, sí podrán estar de acuerdo.

ARCHIVADO EN: Cuba