En medio de este año jubilar por los centenarios de la canonización y beatificación de santa Teresa de Jesús y san Pedro de Alcántara, respectivamente, se cumplen hoy exactamente 210 años desde que las Cortes de Cádiz aprobasen el dictamen de la comisión por el que la Santa se unía al patronazgo de Santiago sobre las Españas. Esta era la tercera ocasión en la que la abulense más internacional recibía esta condición, como había sucedido en 1618 y 1627, fechas en las que el cabildo de la Catedral de Santiago terminó anulándolo. No hay más que leer a Francisco de Quevedo para comprobar su animadversión al copatronato, dado que lucharía con su espada «por Santiago, solo y único patrón de las Españas». 
Unos meses antes, los carmelitas de Cádiz habían comparecido ante las Cortes para solicitar elevar a santa Teresa al copatronazgo de España, siéndolo ya de la Corona de Castilla. No se había llegado al acuerdo por unanimidad en la comisión, dado que los liberales querían a la Santa y los conservadores a Santiago, pero terminaron validándose los acuerdos anteriores y la regencia asumió a santa Teresa «Patrona y Abogada después de Santiago». 
Sin duda, fue el acontecimiento del verano en la capital, donde se celebró una acción de gracias en la Catedral, el 15 de agosto, mientras que, del 1 al 8 de agosto, los municipios de la provincia y todas las comunidades religiosas de la ciudad habían ido jurando la Constitución. 
Las vueltas que da la vida con la historia…, los liberales se declararon encantados con la figura de Santa Teresa, quien tantos problemas tuvo con la Iglesia de su tiempo. Un 19 de marzo, solemnidad de san José, trajo consigo la Carta Magna que ampararía el patronato y poco más de un siglo más tarde, un dictador intentó acaparar su figura con la famosa reliquia a su lado. 
Cada vez que, haciendo turismo, entro en una iglesia, me pongo a contar las imágenes de santa Teresa que me encuentro en su interior y raro es el templo que no cuenta con una, al menos. Tanto aportó nuestra santa al mundo que son decenas los patronazgos que asume; del cuerpo de Intendencia, de los escritores, cocineros, ajedrecistas, … y no debemos olvidar que, junto a Santiago y la Inmaculada, lo es de toda España. 
Los tiempos que vivimos se podrían asemejar a los famosos recios de los que escribía Teresa de Ávila y, al margen de sentimientos o creencias, pensar en clave de país con referencias como las de nuestra paisana, siempre nos llevarían a actuar con determinación y metas altas. ¡Buen verano!