En una semana se han cubierto las 250 plazas disponibles para el curso de búsqueda de personas desaparecidas que se ha organizado en la capital abulense a través de IPA (International Police Association) Madrid y de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil del Ayuntamiento de Ávila. Una formación teórica y práctica que se desarrollará en tres días no consecutivos y que ha llamado la atención más allá de Ávila e incluso de fuera del país. 

Este viernes comenzaba el curso con la parte teórica y los días 19 y 20 de marzo lo hará de forma práctica.

Se trata de un curso muy oportuno pues Ávila comenzaba la semana con el montaje de un importante operativo para la búsqueda de una persona desaparecida en un embalse abulense, manifestaba el regidor de la capital abulense, Jesús Manuel Sánchez Cabrera. Quien consideraba que «es increíble la coordinación necesaria entre distintos medios para poder conseguir el objetivo final que es encontrar a esa persona y encontrarla bien». 

En ese sentido,  al final esa desaparición acabó, «como suelen acabar todas en Ávila, con un final feliz», es decir, con la aparición del desaparecido en buen estado, tal y como ponía de manifiesto tanto el regidor como el responsable de Protección Civil (entidad de la que partió la idea de celebrar este curso), Fernando Nieto, en declaraciones previas al inicio de la jornada. Aún así destacaba que era muy importante saber las herramientas con las que los involucrados en la búsqueda cuentan, saber coordinarse y también saber prevenir la desaparición. De ahí que la formación sea para especialistas pero también para asociaciones de personas vulnerables (como la de Alzhéimer o la unión de pensionistas) o centros de personas mayores, cuyos usuarios podrían ser víctimas de una desaparición por un despiste o por deterioro cognitivo. Todo con un objetivo «saber coordinarnos entre todos los cuerpos y crear una sinergia entre todos para que el día que una persona se pierda, poner todos los recursos desde el minuto cero», sintetizaba Nieto. En cualquier caso vaticinaba que «todo esto va a repercutir en la ciudad de Ávila y en una mejor respuesta en el caso de que se produzca una desaparición». Al fin y al cabo ése es el objetivo :«Mejorar», apuntaba Sánchez Cabrera. «Es importante abordar la búsqueda una vez que desaparecen estas personas pero también trabajarlo como haremos en las jornadas, de forma previa», finalizó.

Para ello iban a contar con José Ángel Sánchez López, jefe de Policía Local de Guadalix de la Sierra, responsable de la Unidad de Búsqueda de la Fundación QSD Global y de la Asociación Internacional de Policía (IPA) Madrid, (además de abulense), uno de los "mayores expertos en la materia", alababa el regidor. 

Sánchez explicó que se trataba de «dar herramientas para la búsqueda, pero también desde antes de que ésta se pueda producir». Esto es, también era una cuestión de prevenir esas desapariciones que en muchos casos son las de personas que padecen deterioro cognitivo y en esos casos no es lo mismo buscar a una persona con Alzhéimer, que con Down o Asperger o Autismo" porque «cada casuística y cada patología es diferente».

Son, decía, estas jornadas la base de cara a «elaborar un Plan de Emergencias y Preventivo para la ciudad de Ávila» y sobre todo eso, relacionado con la desaparición de personas con Alzheimer o deterioro cognitivo o enfermedades neurológicas. 

Precisamente la jornada de viernes servirá para hablar de esas patologías y para dotar de herramientas a los familiares que necesitan actuar «sobre todo antes de que se pueda producir la desaparición». Los días 19 y 20 de marzo será el momento de «abordar la metodología de campo y  de cara a dotar de herramientas a los equipos intervinientes- tanto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Protección Civil, Cruz Roja o Bomberos de Ávila- para afrontar un dispositivo de búsqueda». 

«El objetivo principal es trabajar antes de que se produzca la desaparición». Es así con la intención de poder contar  «desde el minuto 1 con la información objetiva, precisa y actualizada».

A partir de ahí, entendía que «se reducen los tiempos y eliminamos la intuición y la improvisación y aumentamos la coordinación de los recursos».

Con los familiares, relataba, «trabajamos con tres variables diferentes: qué procedimiento de búsqueda se va a realizar en el momento en que se produce la desaparición, los sistemas de geolocalización y por último, la información que hay que aportar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, investigadores o instructores de la desaparición para ejecutar el dispositivo con la mayor garantía posible».

Y es que las primeras horas en la desaparición de una persona son vitales, por lo que es necesario dar una respuesta inmediata, eficaz y eficiente con la mayor celeridad posible, ajustándose también a los parámetros de la legislación vigente.

Por supuesto los ámbitos de posibles desapariciones son variados y es diferente la forma de afrontarlo:hablamos de ámbitos urbano, rural, forestal, eventos multitudinarios, grandes áreas, tipologías delictivas, social y docente, violencia doméstica o de género, geriatría o gerontología y salud mental... Un amplio y variado panorama en el que hay que ahondar en pro de que esas desapariciones sigan concluyendo con final feliz.