Aprender a cocinar como propósito de año nuevo

M.R
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Veinticinco niños de entre ocho y doce años participaron este lunes en el taller de cocina infantil 'Minichef', organizado por el Escuelas Campesinas de Ávila e incluido en el programa navideño del Ayuntamiento de la capital

Aprender a cocinar como propósito de año nuevo - Foto: Isabel García

Ataviados con gorro y delantal verde, las manos limpias y muchas ganas de aprender, veinticinco niños tomaron ayer contacto con la cocina a través de un taller infantil que, para muchos, era su primera vez con las manos en la masa, aunque los más mayores ya habían hecho sus pinitos en casa. Eso sí, todos por igual disfrutaron de la experiencia, también aquellos que tienen intolerancia al gluten -que los había- y a los que se entregaron ingredientes aptos para la celíacos.

Un par de rebanadas de pan de molde, salchichas troceadas, tomate y distintos tipos de queso para fundir fueron los ingredientes básicos del primer plato al que tuvieron que enfrentarse: una pizza casera a la que las monitoras les invitaron a ponerle un toque navideño y divertido dándole forma de Papá Noel, de muñeco de nieve o de bola de Navidad, aunque lo más recomendable era dejar volar la imaginación y que cada cual hiciera la pizza a su gusto.

Aprender a cocinar como propósito de año nuevoAprender a cocinar como propósito de año nuevo - Foto: Isabel GarcíaUna vez elaboradas y convenientemente horneadas las pizzas artesanas, en el taller de cocina para niños se abordó un postre saludable que también tenían que ejecutar los chavales participantes, con edades comprendidas entre los ocho y los doce años. La propuesta fue una brocheta de plátano y manzana a la que, además de las frutas, no le faltaba ni ojos, ni boca para darle un toque divertido al plato  que también ejecutaron los niños, que por cierto cubrieron todas las plazas disponibles de este taller de cocina infantil organizado por Escuelas Campesinas de Ávila e incluido por el Ayuntamiento de Ávila en el programa municipal de Navidad que, por cierto, también tendrá lugar este martes por la tarde en la sala de exposiciones del Episcopio, el mismo lugar en el que se desarrolló este lunes y donde el aroma a pizza lo inundaba todo incluso antes de que acabaran de hacerlas.

Con la paciencia de las monitoras y las ganas de aprender de los niños participantes, el taller fue sin duda una excelente forma de que muchos de ellos tomaran un primer contacto con la cocina. Quién sabe si para alguno de ellos no es un propósito de año nuevo, igual que para los adultos puede serlo dejar de fumar, retomar el inglés abandonado en el instituto, hacer deporte de una vez por todas o, incluso, aprender a cocinar. Y es que todavía hay quien incluso peinando canas no sabe ni freír un huevo. A ellos les van a dar sopas con ondas -nunca mejor dicho- estos chavales que desde bien pequeños se atreven a mancharse las manos y a aprender a cocinar, comenzando por lo fácil y progresando en dificultad con sus creaciones culinarias. No sería la primera lección que nos dieran los niños. De ellos es el mundo, desde luego. Querer es poder en todos los ámbitos.