La Lugareja recuperó su actividad y su romería, después de no haberse organizado en los últimos 14 años, por diversas cuestiones.
El miércoles, un nutrido grupo de 40 personas visitamos La Lugareja, bajo el lema de '¡La Lugareja es de Arévalo!'. A pesar del enorme calor que estos días se está registrando y que a esa hora aprieta, a la salida había 34 grados y más a la solana, y al regresar había subido a 36º, por lo que bastante público no se atrevió a subir.
La parroquia y las cofradías de Arévalo habían convocado una especie de romería que lleva sin celebrarse desde 2008, una rememoración de aquella tradicional romería, para realizar la marcha andando desde la Trinidad, junto a los paseos, y algunos vehículos para mayores y de avituallamiento. La comitiva estuvo en todo momento custodiada por agentes de la Policía Local que facilitaron especialmente el trayecto de carretera y que fue aplaudida por los asistentes.
Asistentes y llegada a la Lugareja - Foto: CedidaLa cita, según se anunciaba en los carteles, incluía tres partes: La oración del Ángelus dirigida por el párroco Sebastián Gil, una lectura mariana por Fermín Rodríguez, presidente de la Santa Vera Cruz y el canto de la Salve popular. A continuación, Ricardo Guerra, el Cronista Oficial de la Ciudad, comentó su historia y sus valores artísticos como edificio extraordinario del mudéjar arevalense y castellano, que nos descubrieron especialmente los más destacados especialistas en los cursos del Mudéjar. Algunos de los asistentes pudieron admirar el amplio panorama que se ve desde el campanario. Una visita que ha sido muy bien acogida por feligreses y arevalenses en general, en la que se recordó en estado actual del litigio que, tras la sentencia favorable a la parroquia de la Audiencia Provincial, está ahora en el Tribunal Supremo.
Recordar que, según manda el horario aprobado por la Junta de Castilla y León, el único día de visita es el miércoles, de 13 a 15 horas, horario manifiestamente ingrato que no favorece en nada la visita turística o devocional a nuestro emblemático Monumento Nacional. La tercera parte de esta visita fue la tradicional merienda, como se hacía en la romería, pero ante las limitaciones de espacio y la desaparición de alamedas del entorno, se decidió finalizar, al regreso, con una parada en el Parque Gómez Pamo, donde se compartieron las viandas y bebidas refrescantes.
Una jornada que cumplió ampliamente las expectativas, una reivindicación devocional con rezos a la Virgen, en la que se habló de la antigua romería y cofradía, una visita guiada y el colofón del bocata compartido.