Elevar la edad de jubilación o incrementar el número de años cotizados exigidos para el acceso a la pensión son las principales medidas de las reformas de pensiones que están llevando a cabo o planean acometer la mayoría de los países europeos, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad de este pilar del sistema de bienestar. 

No obstante, las diferencias oscilan, por ejemplo, entre los 67 años de Alemania y los 64 de Francia. Respecto a la pensión media, también hay disparidades, desde los 487 euros mensuales de Portugal a los 1.509 de la nación gala, pasando por los casi 1.300 de España.

Precisamente, el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó en 2021 una reforma del sistema con la que vinculó su revalorización con la inflación y que incentivó el retraso en la edad real de jubilación, mediante mayores penalizaciones a las prejubilaciones y mejores incentivos a los que continúen en el mercado laboral más allá de lo legal. 

No obstante, se encuentra negociando con agentes sociales y grupos políticos para una segunda fase de la reforma que podría elevar el período de años requerido para calcular la cuantía de la pensión por encima de los 25 actuales. En concreto, el departamento de José Luis Escrivá quiere pasar progresivamente a los 30 años, pero computando solo los 28 mejores.

Mientras, el Ejecutivo francés acaba de aprobar una impopular reforma que elevará la edad mínima para retirarse de la vida laboral de forma progresiva desde los 62 años actuales hasta los 64 en 2030, algo que despierta la oposición de la izquierda y la ultraderecha, así como de los sindicatos que llevan días movilizándose. También quiere acelerar el período de cotización necesario para tener una pensión completa, adelantando a 2027 el incremento del número de años necesarios desde los 42 actuales a los 43, algo que estaba previsto que se aplicara en 2035.

Alemania está en proceso de retrasar la edad de jubilación de forma gradual, de manera que en 2031 alcance los 67 años con 35 cotizados. Ello implica que, para los nacidos a partir de 1947, este tope ha ido aumentando desde 2012 en un mes cada año hasta 2023 y, a partir de 2024, se elevará en dos meses por ejercicio para los nacidos a partir de 1959. No obstante, la medida excluye a las personas que hayan cotizado un mínimo de 45 años, y a colectivos como las personas con una discapacidad severa o los trabajadores del sector minero.

Italia y la cuota 103

El Gobierno italiano aprobó en los presupuestos generales para 2023 una pequeña modificación de la Ley Fornero, la última reforma introducida en 2011 por Mario Monti por la que para recibir la totalidad de la retribución era necesario sumar la Cuota 100: tener un mínimo de 62 años y 38 de cotización, algo a lo que solo podían acogerse los que se jubilaran entre 2019 y 2021. El Ejecutivo aplicará ahora la Cuota 103, que permitirá retirarse del trabajo a los 62 años, pero con 41 cotizados, a la espera de emprender una renovación el próximo año. No obstante, acceder a la prestación mínima es posible a los 67, con 20 años de cotización.

Portugal todavía no está inmerso en una reforma, pero el Gobierno creó una comisión para estudiar la sostenibilidad de la seguridad social y nuevas formas de financiación. La edad de jubilación va variando en función de la evolución de la esperanza de vida y está establecida en 66 años y cuatro meses para 2023 y 2024, sin penalización independientemente del tiempo cotizado.

En noviembre, Grecia aprobó una reforma vinculando su revalorización a indicadores económicos como el PIB, de forma que en enero se elevaron un 7,75%, el primer aumento tras 12 años de estancamiento y tijeretazos de más del 50% durante la crisis. Actualmente, la edad para recibir la totalidad de la pensión son los 62 años con 40 de contribución, o los 67 con 15 años.

Sistema mixto

En el Reino Unido, es posible solicitar una retribución estatal al haber cumplido los 66 y haber cotizado al menos durante 10 años. La Ley de Pensiones establece un calendario que prevé que la edad mínima para solicitarla aumente hasta los 67 entre 2026 y 2028, y a los 68 entre 2044 y 2048, si bien esas fechas se revisan cada lustro. No obstante, el sistema de pensiones británico es mixto, ya que las empresas deben incluir a sus trabajadores en un plan privado en el que cada mes se aporta un mínimo del 8% del salario (un 3% la compañía y un 5% el empleado).

La República de Irlanda, por su parte, concede la pensión estatal contributiva tras cumplir los 66 y después de efectuar un número de pagos a la seguridad social, lo que puede otorgar hasta 1.150 euros mensuales. Para obtenerla es necesario empezar a cotizar antes de los 56 y efectuar al menos 520 pagos de la tasa más alta, o haber hecho al menos 260 contribuciones con 66 años antes de 2012.