David Ferrer

Club Diógenes

David Ferrer


Las ínsulas extrañas

15/12/2021

Ayer se conmemoraba el día de San Juan de la Cruz. Resulta difícil empezar un artículo sobre este poeta sin caer en los clichés que cualquier persona tiene a mano sobre su figura o sobre su obra. Era, como sabemos, un hombre menudo, sagaz e inquieto que, sin embargo, supo llevar al límite las posibilidades de la lengua castellana bebiendo de numerosas fuentes y tópicos que estaban dispersos. Juan de la Cruz es, por ello, una ínsula extraña, un difícil caso de catalogación que pudo producirse en un momento y un clima que quizá, y a pesar de todo, eran propicios para ello.
San Juan de la Cruz glosó tan acertadamente las virtudes del pájaro solitario que hoy en día le resultaría extraño encontrar tan admirables goces y virtudes en los breves montajes de TikTok, la red social imitativa del momento. Existe en este tiempo un desprecio absoluto de la soledad buscada, del ensimismamiento elegido que es, como sabemos, el momento máximo de creatividad y de cultura. Por contra, y aunque no hago crítica, pues cada época marca su ritmo, se impone lo gregario, el hacer causa común e imitar en bucle las gracias del otro. Aquel gran sanjuanista, Antonio Machado, decía que el "soliloquio es plática con ese buen amigo". Hablar con uno mismo es sentar unas bases potentes de belleza. 
Y es que la creación implica soledad, y la lectura, lo mismo. No dudo de que haya gente a quien le puedan servir los clubes de lectura o los asociacionismos culturales. Pero, al final, cada uno responde ante su texto, ante lo que tiene delante y el tiempo que le puede dedicar a ello. ¿Hay algo más solitario que la lectura? En otro artículo recordábamos al poeta Jacinto Herrero, que efectivamente conoció y comprendió muy bien las virtudes del pájaro solitario. Y me acuerdo ahora de Jesús Arribas, profesor, escritor y editor, quien nos ha dejado inesperadamente y que siempre comprendió los beneficios de estar al margen. Ya no volveremos a cruzarnos con su imagen prudente y bonachona, tan educado y cortés en ademanes, aunque nos deja un puñado de buenos libros y un primoroso oficio en la edición, que no es otra cosa que saber hacer bien las cosas.
Por suerte, Ávila sigue plena aún de ínsulas extrañas. Es fácil cruzarse con el poeta y artista Eduardo Scala, para quien el pájaro solitario es siempre solidario. Este 2021 nos ha dejado muestra de su creatividad en una exposición y en un excelente catálogo editado por el Archivo Histórico Provincial de Ávila: ¡corran en solitario a por un ejemplar, no se lo pierdan!. Ese lugar que no mucha gente conoce a pesar de su esbelta espadaña, fue lugar de encarcelamiento del místico abulense. Y allí ha querido Scala que se alberguen y recojan con delicadeza alguna de sus creaciones, en una suerte de arca preciada o de ínsula extraña. Con frecuencia, me cruzo también con Francisco Ruiz de Pablos, enérgico y vigoroso en sus quehaceres intelectuales, curioso por naturaleza. También converso con Juan Martínez de las Rivas, médico, novelista y excelente y crítico lector. Sospecho que ninguno de los tres se maneja adecuadamente con velocidad digital y táctil en las redes sociales pero estoy seguro de que no les hace falta. Por el contrario, todos se reconocen en varias de esas virtudes del pájaro solitario. A veces no hace falta más lenguaje. Silencio, se está pensando.