En el Lienzo Norte, a solamente unos cientos de metros del monasterio de La Encarnación donde ocurrieron los hechos dramatizados, regalando de esa manera a la obra el enorme protagonismo abulense que tiene desde su base, y que lo es una pizca mayor al tener en el reparto de protagonistas a un actor abulense, se puso este miércoles en escena la obra Descalzas, una recreación libre pero fiel de las muchas y peligrosas dificultades que tuvo que superar santa Teresa de Jesús para sacar adelante su reforma del carmelo. El alma abulense de la pieza también quedaba un poco más resaltada, aunque quizás eso tenía más de casualidad que de raíz, en el hecho de que esa era la última representación de la obra en cuestión, destino final al que llegaba tras una itinerancia por varios escenarios de Madrid y por el Festival Internacional de Almagro.
Sobre las tablas de la Sala de Cámara del Lienzo Norte, que lució un aforo prácticamente lleno para la ocasión, diez intérpretes –uno de ellos el abulense Rubén Cobos, seis de ellas internas del Centro Penitenciario Madrid I Mujeres de Alcalá Meco– recrearon el texto de Julieta Soria que dirige Elena Cánovas para contar la revolución que sufre el convento de la Encarnación cuando llega hasta él, en el año 1578, un inquisidor alarmado por el contenido de El libro de la vida, escrito genial y lleno de sinceridad que encarna el escándalo que para la ortodoxia religiosa del momento supuso la revolución que significó el intento de Teresa de Jesús de renovar la orden del Carmelo.
Si a ello se suma que en ese momento se encontraba en el convento el monje carmelita Juan de Yepes, fugado de la prisión en la que había sido encerrado en Toledo por abrazar la reforma teresiana, la trama plantea un momento fundamental en un cambio de la iglesia española que fue fundamental para el resto del mundo.
Historia que de alguna manera sigue viva y emoción se conjugaron en esta obra, incluida en el programa de conmemoración del IV Centenario de la canonización de santa Teresa que ha organizado el Ayuntamiento de Ávila, un drama con no poca alegría vital que, tal y como había adelantado ya su directora en la presentación que de él hizo en Ávila, tiene «un final muy esperanzador».