«Entrenando es el sitio donde me siento feliz cada día»

A.S.G.
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Tras varios años en Segunda B, con ascenso incluido con el Mirandés, y su paso por la Primera División Griega, esta vez sí Borja Jiménez afrontará el reto de la Segunda División con el Cartagena

«Entrenando es el sitio donde me siento feliz cada día»

Bastan unos minutos para entenderlo. «Yo soy feliz entrenando. Me siento la persona más afortunada del mundo porque hago mi trabajo, Nunca pensé que podría dedicarme a esto. Entrenando es la única manera en la que ahora mismo soy feliz cada día». Un vistazo al currículo de Borja Jiménez lo demuestra. A sus 35 años el abulense se ha enfrentado a todo tipo de retos y los ha superado con nota. Es el único entrenador que ha conseguido dos ascensos consecutivos a Segunda División con equipos diferentes. El primero con el Mirandés en el 2019 en un año histórico con el triunfo añadido en la Copa RFEF, el segundo hace apenas unas semanas con el FCCartagena. Pero esta vez ha decidido quedarse, saborear por primera vez la Segunda División. Un paso más en su carrera para quien siempre ha mirado hacia adelante desde que salió del Real Ávila en 2014.   

Seis proyectos, éxito a éxito. «Todo lo que he ido haciendo ha tenido un sentido, o al menos yo se lo he querido ir dando».  Cumplió en el Real Valladolid B –«un año muy bueno, de formación»– salvando la categoría y firmó la permanencia  con el Izarra –«hicimos la mejor clasificación de su historia»– con una plantilla muy justa. Fue un momento clave el paso por el Rápido de Bouzas (2017-2018), al que convirtió en equipo revelación de Segunda B peleando por la fase de ascenso con un proyecto confeccionado para salvarse. En Miranda y con el doblete –ascenso y Copa RFEF– recibió la llamada del fútbol profesional. El Asteras Tripolis se le llevó a la Primera División Griega. Los resultados no le acompañaron, pero de todo  se aprende. «Creo que fue una experiencia muy positiva, me va a venir bien para lo que vamos a vivir a partir de ahora». A su regreso a España «creía que el ciclo había acabado» pero apareció el Cartagena. En cierto modo era un caramelo envenenado. Munúa se había marchado por decisión propia dejando al equipo primero y sin entrenador. «Cuando llegas a un club que va primero, para hacerlo mejor tienes que ascender, no había otra. Al final lo conseguimos. Podía ser un arma de doble filo pero estaba convencido de lograrlo» y lo logró. «Intuía que con el Cartagena podía conseguirlo y estar en Segunda el próximo año con un proyecto consolidado».

Bien es cierto que con el parón de las competiciones «hubo cierta incertidumbre» pero eran conscientes de que cualquiera de los escenarios –incluso declarando la temporada nula– siendo primeros tenían cierta ventaja. «Habíamos hecho todo lo que estaba en nuestras manos, habíamos hecho los deberes».

Y con los deberes hechos, un nuevo reto, la Segunda División. «Tenía ganas. No es lo habitual ascender y no continuar. Ya lo había hecho en Miranda el año anterior. Ahora quiero poder disfrutar de una categoría que he visto toda mi vida por la tele, estar dentro del fútbol profesional en España. Nunca me lo hubiera imaginado y menos lograrlo de manera tan rápida».

Hasta dónde puedan llevarle los pasos que va dando , quién sabe. «Siempre he querido ir dando pequeños pasos pero muy firmes» confiesa ante el nuevo reto en Segunda con un Cartagena en el que la idea es «dar un paso más aquí, afianzar al club en la categoría. El objetivo es la permanencia y con eso partimos». Mira a corto plazo. «Prefiero vivir el día a día, y mucho más con lo que está pasando».

El último playoff de ascenso llegó de sus manos

Real Valladolid B, Izarra, Rápido de Bouzas, Mirandés, Asteras Tripolis y  FCCartagena, pero antes de todos ellos fue el Real Ávila.Hace ya de ello seis años, los que han pasado desde que los encarnados jugasen su último playoff (2013-2014) ante el ADMérida a las órdenes de Borja Jiménez. Ahora el abulense sigue al club desde la distancia. «Lo hago con cariño» comenta quien llegó al Adolfo Suárez de la mano de José Luis Diez, siguió con ‘Kiko’ Sánchez, prosiguió solo y se despidió –noviembre 2014– de un club sumido en problemas de todo tipo. «Desde la distancia parece que el club lleva ya unos años de estabilidad económica e institucional» pone en valor el técnico, que espera y desea que éste pueda ser de nuevo otro año de playoff. «En 6 años mira todo lo que ha pasado», relata en su caso, pero por Ávila ya no han pasado playoffs desde que se fue.